En punto de la media noche iniciaron 90 días de campañas políticas. En esencia, la disputa electoral se concentrará en un esquema similar al del año 2006: a favor o en contra de Andrés Manuel López Obrador. Las razones por las que es posible llegar a esa conclusión se concentran en las narrativas detonantes de esta medianoche, que condensan, en realidad, el sentir de dos décadas y un sexenio de gobierno.

Xóchitl Gálvez inició con una caminata nocturna con veladoras por La Paz en Fresnillo, Zacatecas, el lugar más peligroso del país y también el sitio que simboliza las desapariciones. El tono de su campaña está definido: sensacionalista, alarmista, emotiva y polarizadora desde la pasivo-agresión, buscando movilizar al electorado a través del temor y la ansiedad por las cifras en crímenes como desaparición forzada. Su campaña tiene como principal esencia el contraste, responsabilizando a “este gobierno” de las cifras de fallecidos y víctimas del crimen. Enfocada en resaltar casos específicos de crímenes que generan empatía como los de las madres buscadoras y situaciones de peligro para resaltar la necesidad de cambio y la urgencia de tomar medidas drásticas.

Santiago Taboada inició capitalizando accidentes en la ciudad de México. La apuesta opositora ha sido la dispersión. Mientras que los principales líderes de Acción Nacional acompañan al ex alcalde de la Benito Juárez, junto con los presidentes del PRI capitalino y del PRD, con Xóchitl Gálvez ha viajado el ausente Santiago Creel y Kenia López Rabadán. El mensaje es contundente: la apuesta la mantienen por la ciudad de México, inclusive Alejandro “Alito” Moreno encontró más importante estar presente en Puebla. El abandono a Xóchitl Gálvez en tierra muestra que su fortaleza se encuentra en la superficialidad de los spots con canciones optimistas y la estrategia digital de Max Cortázar que no necesariamente puede medir el apoyo real, pues justamente, la artificialidad impide una medición objetiva.

El mensaje tanto de Clara Brugada como de Claudia Sheinbaum es el de continuidad y unidad. Lo interesante es que se han reservado a un arranque masivo al estilo López Obrador en sus momentos de mayor popularidad. Esta vez, desde el oficialismo. Es interesante la métrica de la ocupación el Zócalo que hace un par de semanas, recibió a la “marea rosa” que fue “totalmente apartidista” pero totalmente anti-López Obrador.

El hecho es que Claudia Sheinbaum ha alcanzado la cima del “Top of Mind”, aquella meta en términos de mercadotecnia que se logra cuando una algo o alguien se convierte en el favorito, en la primera opción, en lo natural que se piensa o se asocia con una palabra que en este caso es: Presidenta.

Durante una entrevista con López Dóriga, Claudia Sheinbaum llegó de manera espontánea y súbita a la mente de los espectadores que escuchaban a Xóchitl Gálvez gracias a la mención que el periodista brindó al despedirse. En el ámbito de la mercadotecnia, tener una marca “top of mind” significa que los consumidores piensan en esa marca de manera espontánea y prioritaria cuando necesitan un producto o servicio específico. Esto es crucial porque los consumidores tienden a comprar productos de marcas que están en la cima de su mente cuando toman decisiones de compra.

En comunicación política, tener un candidato “top of mind” significa que los votantes lo consideran como su primera opción cuando se les pregunta sobre candidatos en una elección. Esto puede ser el resultado de una estrategia efectiva de comunicación que ha logrado posicionar al candidato de manera prominente en la mente de los votantes, ya sea a través de publicidad, relaciones públicas, debates, redes sociales u otras formas de comunicación.

El tono optimista y resplandeciente de Claudia Sheinbaum es parte de aquello que se da por ganado. Bien se dice que la decisión de voto se toma mucho antes de los tres meses de campaña, periodo en que tan solo se reafirman tendencias y se redirigen los que aún no saben por quién votarán. La favorita en las encuestas mantiene una diferencia mayor a 35 puntos en promedio, tendencia que resulta prácticamente irreversible y cuya labor será la de sumar a los distintos sectores, atreviéndose a marcar un sello propio, a cambiar aquello que no ha funcionado y a cuidarse de aquellos que, aún dentro de su campaña, disfrutarían verla caer aun cuando ello implique su propia afectación.

En las próximas semanas, las campañas negras, noticias falsas y ataques de todo tipo se intensificarán. Doble verificación de cada acontecimiento y una labor coordinada para denunciar propaganda artificial o falsa será necesario para afrontar las primeras elecciones presidenciales con inteligencia artificial. Comienza el periodo más crítico para el presidente: cuidar mañaneras, acatar la ley, no caer en provocaciones y responder tanto por lo bueno como por aquello que no funcionó. Ahora toca descifrar el magno evento en Zócalo, con aquella diferencia: mientras que el dolor y el miedo es elemento de marketing para la campaña opositora, hay una fase de historia a la que han llamado “segundo piso de la transformación”. Corregir o debacle, de ello depende todo.