“Con mil afanes y muy poco a poco se sube la cuesta de la virtud, y luego, de pronto, la baja uno despeñado: y cuando piensa que para siempre las tiene ya vencidas, a un solo choque revuélvense y levántanse amotinadas las heces del corazón y todo lo enturbian y lo envenenan.”

MANUEL TAMAYO Y BAUS

Pendenciero, como si se tratara de retas de adolescentes, así es como actúa el presidente de la nación con quienes queremos acudir al Zócalo de la Ciudad de México de forma pacífica en defensa del INE.

En redes sociales, la sociedad civil (que NO los partidos de oposición —aunque algunos se cuelguen y quieran sacar ganancia política—) hacen un llamado para que el domingo 26 de febrero se asista a la concentración nacional “Mi voto no se toca”.

Lo que empezó como una convocatoria para asistir a la Plaza de la Constitución capitalina ya tiene al menos ocho sedes al interior de la república y seguramente continuará creciendo en parte gracias a que López Obrador descalifica dicha concentración.

Como si de un juego de vencidas se tratara para ver quien puede más, Andrés Manuel ya avisó que para el 18 de marzo él tendrá una concentración más grande con todo y música para… ¿defender el petróleo y la electricidad?

Lo mismo sucedió con la mega marcha que se tuvo a finales del año pasado que fue también de la sociedad civil y que Martín Batres confundió con una expresioncilla de tan solo 10,000 personas… No, menos, como de unas 250,000 (Peña Nieto Inc., derechos reservados).

¡Vaya excusa que pone el primer mandatario!: celebrar el éxito en el “rescate” a Pemex. Un rescate que muestra a la paraestatal más hundida que nunca.

En fin, como sea, el hecho es que después de que ocurrió la marcha ciudadana, López Obrador convocó a otra para celebrar que ya iba a cumplir cuatro años en el poder… una que, de foto en foto, tardó cinco horas en llegar al Zócalo y donde la plancha de cemento simple y sencillamente no se llenó.

Independientemente de quienes convocaron un mayor número de asistentes, lo que no es ni de lejos razonable es que ante cada reclamo de la sociedad, el presidente en lugar de tratar de escuchar respetuosamente —no se le pide seriedad— se comporte como un mozalbete pendenciero y proponga una marcha más grande con todo y mariachis.

Y así se nos irán estos dos años —espero de verdad no insista en sumar más— que le faltan. Teniendo por presidente a una persona que no le interesa ser líder de verdad.

¿Qué tan mal está el pueblo de México que hace como si no se diera cuenta —o por desidia tolera—que las marchas y movilizaciones realizadas por los gobiernos, a diferencia de las de la sociedad civil, tienen un costo para la hacienda pública?

Pero dejando eso de lado, sin caer en el ardid de AMLO consistente en una estéril medición de fuerzas, valdría la pena recordarle de una vez al mandatario que después de la marcha del 26 de febrero, viene la del 8 de marzo, la cual celebra el día internacional de la mujer y seguramente será una marcha que también llegue al Zócalo… Me pregunto, ¿en cuál evento el gobierno de la CDMX pondrá más vallas?

Para reforzar que se trata de un escuincle, López Obrador invitó a la Dra. Beatriz unirse a la banda y esta interpreta su versión de “la canción de la democracia” criticando a los consejeros del INE. López Obrador, la 4T y ella sí pueden opinar, pero los funcionarios electorales y la ciudadanía en general no.

¡A qué grado el uso del poder para dar voz a una narrativa que traiciona al pueblo de México y manipula la realidad: desacreditar la próxima movilización diciendo que la ciudadanía tiene por objeto defender a Genaro García Luna! ¿En qué momento AMLO se sintió con el derecho de llamar defensores del narco a los manifestantes?

Condenable manera la del titular del Ejecutivo de hacer menos la expresión de un grupo ciudadano. Reprobable, también, la fabricación y manipulación con la que se maneja; con la que busca esconder su enojo y creciente frustración como funcionario y como ser humano.

¡Ya chole! con su atropello al Estado de derecho, con sus presiones cada vez menos veladas a la Suprema Corte y con los constantes e innecesarios retos a individuos y colectivos desde la palestra presidencial. Con sus delirios relativos a que la autoridad electoral se roba elecciones. ¿Se refiere a los comicios del 2018 en que se le declaró vencedor?

La vida del presidente se le va en perder y perderse de todo lo bueno, de todo lo real; en inventar y luego crear enemigos donde no los hay. En macanear en estadios de beisbol y, cuando eso ya no le basta, jugar con nosotros a las vencidas a sabiendas de que en la medida que él gane, pierde México.