AMLO usa cualquier excusa para quedarse encerrado en su Palacio, no sale ni a defender lo que es importante para México.

Así sucede con la Cumbre de las Américas, donde ya avisó qué, si el presidente estadounidense Joe Biden no rectifica e invita a todos los países del continente, particularmente a sus amigos, Venezuela, Cuba y Nicaragua, no asistirá.

Pero estos presidentes no van porque no les interesa, no solo porque no sean requeridos y porque Maduro y Ortega tienen órdenes de aprehensión.

Incluso el presidente de Nicaragua lo dijo: “Tenemos que hacernos respetar, no le podemos estar pidiendo al yanqui, rogándole que queremos ir a su Cumbre. A nosotros no nos estimula su Cumbre”. Si esto dicen, ¿entonces por quéAMLO anda rogando y condicionando su asistencia?

La verdadera razón

La realidad es que no se trata de las invitaciones, ni de defender a los dictadores latinoamericanos o de “jugar a las vencidas” con Biden, el problema de AMLO es muy diferente y lo ha mostrado a lo largo de su administración.

La realidad es que no le gusta salir, no se siente cómodo, en otras palabras, sufre del síndrome del “Jamaicón”, un padecimiento de nostalgia en tierras ajenas que se popularizó hace años, cuando el jugador de las “Chivas” del Guadalajara, José “el Jamaicón” Villegas, se retiró del Mundial de 1958 porque extrañó su tierra y prefirió regresar a su país en lugar de defender la camiseta nacional.

Un poco de historia. El jugador se encontraba en Lisboa preparándose para el mundial de 1958 en Suecia. Su entrenador Nacho Trelles lo encontró deambulando en los jardines del hotel de la concentración. El Jamaicón le explicó a Trelles que no asistiría a la cena: “¿Cómo voy a cenar si tienen preparada una cena de rotos? (o fifis, para el caso es igual), yo lo que quiero son mis chalupas, unos buenos sopes (o lo de hoy, unas tlayudas) y no esas porquerías que ni de México son”.

Falta injustificada

AMLO no sale de México a menos que tenga condiciones controladas, que él sea la estrella o el único orador. Por ejemplo, a las reuniones del G20, AMLO solo ha participado por videoconferencia, pero en Japón 2019 o en Italia 2021, nombró a Marcelo Ebrard como su representante. En la primera, además de mandar al canciller Ebrard, envió una carta. “De una vez les adelanto, no voy a ir a la reunión del G-20, pero sí les voy a mandar una carta sobre los problemas de la desigualdad en el mundo, que para eso deben ser las reuniones. Esas son las reuniones que hacen falta”.

Siempre tiene una justificación: “Lo estoy analizando porque estoy ocupado de tiempo completo en atender los asuntos nacionales”. También dice: “La mejor política exterior es la interior”. “No quiero ser candil de la calle y oscuridad en la casa”.

Así ha pasado con todas las giras internacionales donde asisten los Jefes de Estado y en las que México, hasta antes de 2019, tenía una presencia importante. AMLO juega igual, se hace la víctima o intenta imponer condiciones, pero la realidad, lo que hace es buscar justificaciones para no enfrentar o defender las condiciones de México en el exterior, tal como lo está haciendo con la Cumbre de las Américas.

AMLO solamente ha realizado tres giras internacionales. La primera fue a Washington para reunirse con su amigo Trump, que luego se burló de él y de México diciendo que los “dobló” en la negociación migratoria. Después fue a Nueva York a participar en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, donde pronunció un discurso totalmente fuera de lugar. La última, fue su gira por Centroamérica y el Caribe, ahí podría aplicarse el dicho que “en tierra de ciegos el tuerto es rey”.

Ahora, con la Cumbre de las Américas, AMLO ha venido buscando motivos por los cuales no asistir. Primero que no va si no se invita a los dictadores de Venezuela, Cuba y Nicaragua; luego, a los enviados de Washington, les puso otro criterio, la sustitución de la Organización de los Estados Americanos (OEA) por otro organismo regional.

La realidad es que AMLO no asistirá a la Cumbre primero, porque él no es la estrella, segundo porque el síndrome del Jamaicón y tercero, por no tener el nivel ni el carácter para enfrentar escenarios adversos o contrarios a su forma de pensar.

Por su parte, previo a la Cumbre, la administración de Biden mediante un comunicado del Departamento de Estado informó sobre el restablecimiento de vuelos a Cuba y la eliminación de límites a remesas, así como la implementación de un programa de reunificación familiar que había quedado suspendido desde que Trump, el amigo de AMLO, lo quitó.

Pero como nada le embona a AMLO, buscó otro pretexto para decir que no va, ahora porque: “yo quisiera que no hubiera bloqueo porque eso es violatorio de los derechos humanos, eso es una política medieval”.

De manera categórica podemos afirmar que AMLO no asistirá a la Cumbre de las Américas, pero porque le pesa más el “síndrome del Jamaicón”, que la necesidad de que México tenga una representación adecuada en los foros internacionales.