Ricardo Anaya (excandidato presidencial, y si se me permite llamarle así, precandidato presidencial) colgó ayer en sus redes sociales un vídeo en el cual acusa al presidente AMLO de financiar a la dictadura cubana.

¿Cómo hacerlo? Según la hipótesis de Anaya, AMLO, a través de la supuesta contratación de 500 médicos cubanos, para los cuales destinaría 140,000 pesos mensuales por cada uno, otorgaría esos recursos no al profesional a través de la figura de un salario o compensación, sino mediante el otorgamiento directo al gobierno de La Habana. Enseguida, Anaya acusa al presidente mexicano de buscar inútilmente un enfrentamiento con el gobierno de Estados Unidos para defender a dictadores como Daniel Ortega, Nicolás Maduro y Miguel Díaz-Canel.

Hacia el cierre de vídeo, Anaya alude a las protestas que tuvieron lugar en Cuba el año pasado, a la represión y encarcelamiento sufrido de manos del gobierno de Diaz-Canel, y a políticos que han recibido la medalla José Martí, entre los que destacan Hugo Chávez y el malévolo Vladimir Putin.

Miremos los hechos. Bien es conocido el coqueteo de AMLO con los regímenes populistas latinoamericanos. El presidente mexicano, lejos de buscar insertar a México en lo más alto de las relaciones internacionales y colocarse tête á tête frente a la opinión pública mundial y las democracias occidentales, como sería una participación en foros como el G-20, AMLO se ciñe a visitar repúblicas centroamericanas. Pareciera, en este contexto, que el jefe del Estado mexicano teme encararse con líderes de países desarrollados; quizá, especulamos, para no sentirse incómodo dada la pequeñez del presidente como jefe de Estado.

Lo que sí que es un hecho es que AMLO admira la dictadura cubana. En adición a la contratación de médicos cubanos, el tabasqueño prometió la compra de vacunas desarrolladas en la isla. Bien vale recordar, como también lo hizo el Dr. Francisco Moreno (quien ha fungido como el anti Hugo López- Gatell y como el informador alternativo sobre covid-19) que Abdala no ha sido autorizada por la Organización Mundial para la Salud ni por otro organismo internacional, y ni siquiera, aún, por la Cofepris.

Según el propio AMLO, Abdala sería utilizada para vacunar a niños menores de 11 años de edad, lo que ha levantado serios cuestionamientos en torno a la seguridad de la fórmula. Todo ello, según los hechos, surgido de un voluntad de un presidente empecinado en cultivar una relación con Cuba, en detrimento de los verdaderos intereses del país.

A la luz de los hechos referidos (el otorgamiento de la medalla José Martí, la defensa a ultranza de los regímenes nicaragüense, cubano y venezolano, la necedad presidencial de no acudir a la Cumbre de las Américas si no participan los tres impresentables populistas y el error de comprar vacunas cubanas) las acusaciones levantadas por Anaya en torno al financiamiento del régimen cubano sí que pueden contener elementos de verdad. Al tiempo… y a los sucesos.