Yo no me encontré a un presidente que se le notara feliz ni la noche del Grito ni en el desfile del 16 de septiembre.

Mi intención era no haber sintonizado por televisión el Grito de Independencia de AMLO, pero tenia por invitados en casa a varios niños y pensé que, históricamente, ellos tenían derecho de ver el acto con quien dice ser su presidente aunque poco le importe la niñez mexicana.

Y pues nada. Un presidente que con su “grito” de Independencia nomás no logró erizarme la piel.

Algo tenían los otros presidentes que con solo escucharlos dar el Grito de Independencia lograban que mi alma vibrara y que incluso alguna lágrima quisiera asomarse, eso: lograban erizarme la piel.

Pero nada, este grito no me transmitió nada, pero les dire lo que yo vi:

Vi a un presidente enojado. Era como un presidente llamando al pueblo a levantarse en armas, hagan de cuenta cómo se ha descrito en los anaqueles de la historia mexicana la noche del Grito de Independencia con el cura Miguel Hidalgo.

Que el grito de Miguel Hidalgo estuviera cargado de ira y de reclamo era comprensible, él llamaba a que lo acompañaran en las batallas contra la corona española. Nunca gritó “Viva México” ni siquiera porque se encontraban en Guanajuato y no se veía a todo el país como México.

Con el paso de los años y a la llegada de otros presidentes, fueron agregándoles “vivas” y personalidades a sus “gritos” de Independencia.

Pero sabemos que para Andrés Manuel López Obrador los únicos políticos decentes fueron Miguel Hidalgo y todos los de aquellas épocas.

Así que quizá por eso el grito de don Andrés Manuel fue muy parecido al de Miguel Hidalgo: Ese que llama a la pelea.

Pero, AMLO no se ha dado cuenta que lo que se celebraba el 15 de septiembre era que somos un país independiente y que por lo tanto no contamos con guerras ni amenazas de otros países, entonces ¿por qué su grito así como tan enojado?

¿Es acaso que el presidente se mimetiza con sus personajes favoritos de la política y lo que realmente quiere que ocurra es que muchos se le unan para luchar contra los que lo atacan?

Hubo un momento en que mientras AMLO saludaba desde el balcón presidencial de Palacio Nacional, se quedó por un momento estático. Su brazo dejó de sacudirse y se quedó sin movilidad.

Su esposa Beatriz realmente inteligente y sensible lo notó enseguida y le preguntó que si estaba bien.

Yo creo que el presiente no está bien pero en muchos sentidos.

Y no se lo deseo, lo he dicho una y mil veces. Él necesita estar bien para que todos estemos bien.

Pero al día siguiente llegaron más imágenes del desfile del 16 de septiembre.

Un presidente que se notaba francamente muy cansado y no es para menos. Yo siempre admiré a los presidentes que daban el grito el 15 de septiembre y luego se sabía que después de ello tenían cena de lujo en Palacio Nacional y después muy temprano al día siguiente tenían que estar ahí de pie de nuevo. Frescos como lechugas.

Pero al presidente no se le miró así. Se le notaba cansado, yo diría adolorido físicamente. Me recordó mucho a mi padre que aunque tenía grandes dolores lumbares se ponía de pie solo nunca aceptó un bastón o una andadera ni que lo tomara del brazo. No quería que nadie viera su debilidad.

Así el presidente de este país.

Santiago Creel en el desfile

Preocupante, también, fue cuando empezó a circular una imagen en donde se le ve a Santiago Creel, representante de los ciudadanos en la Cámara de Diputados caminar junto con el presiente y junto con Luis Cresencio Sandoval, titular de la Secretaría de la Defensa, a José Rafael Ojeda Durán, secretario de Marina, al senador Alejandro Armenta Mier, presidente de la mesa Directiva de la Cámara de Senadores y a Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la CDMX.

En ese instante, Santiago Creel fue separado de sus “acompañantes” de manera un tanto abrupta.

Hubieron dos posturas en redes: Unos se burlaron de Santiago Creel llamándolo “colado” e ignorante por no conocer los protocolos.

Otros nos pronunciamos a favor de Santiago Creel y en contra de los modos con que lo toman del brazo para sacarlo de ahí.

El presidente se da cuenta y hace como que no vio nada. No se detuvo a tener un gesto un tanto más amable y decirle al que lo jalo de la fila “déjalo que nos acompañe”.

Es claro que le cuesta muchísimo a AMLO poder ser presidente de todos. Le pesa muchísimo y más aun cuando Santiago Creel en otro momento había dicho que él también quisiera ser presidente.

El mensaje del presidente es muy claro: Solo los que me aplauden pueden estar conmigo. Sobre todo tiene de su lado a las fuerzas armadas del país, siendo que las fuerzas armadas deberían de estar para protegernos a todos y no nada más para obedecer al presidente.

El discurso de AMLO

El discurso de AMLO el 16 de septiembre de nuevo fue agresivo, estaba como enojado otra vez, usando un tipo de voz como en sus campañas y un discurso como el de la mañanera, refiriendo preocupación por la guerra en Ucrania y llamando a la “paz mundial”; siendo que dentro del territorio nacional han habido escenas tan terroríficas como las de Ucrania, cargadas de violencia, asesinatos y coches incendiados… En Zacatecas, en Celaya, en Guanajuato…

Pero el presidente es inteligente. Sabe que su discurso llega a todo el mundo. Entonces hablar de la guerra en Ucrania es como no querer hablar de lo qué pasa en el país. Es más fácil hablar de otros cuando en ti las cosas están mal.

En fin… nada sorprendente esta fiesta mexicana y a la vez todo sorprendente.

Beatriz Gutierrez fungió como la única que es capaz de detectar cuando el presidente se encuentra mal y acudir a cuidarlo. Genuinamente se le vio preocupada por él. Y eso es bueno.

Nadie quiere a un presidente solo.

Yo me vestí de colores patrios esa noche y celebré porque hay muchas cosas que celebrar en este país también. Su gente buena… empezando por ahí. Que sí la hay y que no es poca.

Les mando abrazos a todos los mexicanos que me leen por estos días.

¡Viva México!

Es cuanto.