El presidente AMLO ha tenido como lema, desde el inicio de su carrera política, “primero los pobres”. Veamos. De acuerdo con el más reciente informe del Coneval, la pobreza y pobreza extrema se han reducido desde el año 2018, es decir, desde el inicio de la administración del tabasqueño.

Son buenas noticias, sin duda. Gracias a la existencia de organismos serios como el Coneval, los funcionarios, la opinión pública y los mexicanos en general podemos tener una radiografía confiable sobre los resultados de algunas de las políticas del gobierno.

Y sí, efectivamente, a la luz del análisis, el número de pobres de se ha reducido, a pesar del complicado periodo de la pandemia. Es decir, la revaloración de los programas sociales implementados por el gobierno ha dado buenos resultados en materia de combate contra la pobreza.

Sin embargo, la lectura del informe de Coneval tiene otras aristas. Si bien es verdad que la pobreza se ha reducido, persisten, y aun, se han agudizado, otras problemáticas estructurales ligadas directamente con la pobreza.

En materia de salud, de acuerdo con el informe, el porcentaje de mexicanos sin acceso a servicio sanitarios aumento de 16.2 a 39.1 por ciento en el mismo periodo, es decir, se registró un incremento de 20.1 a 50.4 millones de personas. Se trata pues, de un retroceso alarmante. Esto ha sido el resultado de la eliminación del Seguro Popular, de la pauperización del conjunto de servicios públicos, de la falta de inversión pública y del encarecimiento de los servicios privados de salud.

¿Dónde han quedado las promesas del presidente de AMLO de llevar a México a un estado remotamente cercano a Dinamarca? ¿Dónde está aquel estado del bienestar prometido por el presidente “social demócrata” que aseguró implementar en México un modelo similar al de los países escandinavos?

En otras palabras, el combate contra la pobreza y la desigualdad no se ciñe a transferencias en efectivo, sino que exige la puesta en marcha de una serie de políticas transversales que, en conjunto, coadyuven efectivamente a alcanzar un objetivo de política pública. No puede combatirse la pobreza ni paliarse la desigualdad sin una estrategia de Estado que pase por una mayor inversión pública en sectores como salud y educación.

En suma, si bien se ha reducido el número de pobres, los mexicanos echamos de manos una genuina política de Estado que permita atender las problemáticas de manera integral. De lo contrario, todo se quedará en números. Al día de hoy, México está lejos del modelo danés. Como bien lo expresó el gran William Shakespeare… “algo está podrido en el reino de Dinamarca”