Este año se disputará la gubernatura del Estado de México. Muchos consideran esta elección la madre de todas las batallas electorales por múltiples y diversos factores; entre los cuales destaca que se trata de la entidad federativa con la lista nominal con más electores del país.

Esto quiere decir que el resultado de la elección del Estado de México repercutirá inexorablemente en el desenlace de los próximos comicios federales, que se llevarán a cabo el próximo año.

Además, el Edomex históricamente ha sido siempre el bastión del otrora partido hegemónico en México, el Partido Revolucionario Institucional (PRI); que en esta ocasión se juega la existencia y permanencia dentro de la vida pública del país.

En el Edomex se tambalea la alianza de PRI, PAN y PRD

Para el priismo la situación se antoja sumamente compleja. El partido no llegará como favorito a la jornada electoral. Requiere de sumar fuerzas políticas heterogéneas para poder vencer al oficialismo. Sin embargo, la consumación de la alianza opositora conformada por el PRI, el PAN y el PRD se tambalea por la concurrencia de distintos liderazgos con aspiraciones similares dentro de la entidad en cuestión.

Me refiero sobre todo a dos: el panista Enrique Vargas del Villar y las priistas Alejandra del Moral y Ana Lilia Herrera.

Considero que para que los partidos opositores a Morena puedan tener éxito necesitan afrontar esta difícil empresa sosteniendo su estrategia en el pragmatismo, la conciliación, la inteligencia y el cuidado absoluto de las formas.

Consecuentemente, resulta indispensable que se haga un profundo análisis respecto a cuáles de los aspirantes a la gubernatura antes mencionados cuenta con mayores posibilidades de triunfo considerando lo siguiente: reputación intachable e invulnerabilidad mediática; posibilidad de lograr que simpatizantes priistas, perredistas y panistas se puedan identificar con la candidatura; cercanía con los cuadros del priismo estatal; distinción clara y evidente contra la campaña de Morena; equipo funcional y plural; y, por supuesto, respaldo de operadores eficaces dentro del estado.

Por otro lado, vale la pena resaltar la importancia detrás de lo que decida el gobernador en cuanto a si se operará o no.

Los antecedentes indican que, por miedo a la persecución política de parte del gobierno federal, los últimos gobernadores priistas han dejado de operar para que se lleven a cabo transiciones armónicas y alternancias con el partido en el poder en los estados que ha venido perdiendo el PRI en contra de Morena.

Alejandra del Moral, la candidata más cercana al gobierno del Edomex

Así las cosas, es evidente que, si el gobierno mexiquense decide operar, la candidata más cercana al gobernador lleva la delantera en relación con los demás contendientes a la candidatura de la alianza. Ella es Alejandra del Moral.

Otra posibilidad sería que prevalezca la decisión del líder nacional priista, Alejandro Moreno, para la definición de la candidatura. Podría ser posible si Alito, a espaldas de la militancia, canjea un triunfo tricolor en el estado a cambio de dejar pasar—por ejemplo— la reforma electoral del presidente, Andrés Manuel López Obrador. Si fuese ese el caso, la candidata con ventaja sería Ana Lilia Herrera. No obstante, si así lo fuera, no habría apoyo del gobernador Alfredo del Mazo. Lo que la debilita como alternativa.

Lamentablemente para el panismo, la opción de Enrique Vargas del Villar no la veo viable, pues encarna una figura polémica con presuntamente carpetas e investigaciones abiertas, lo cual pondría en riesgo el desenlace de la elección si se ventilaran de manera oficial estos rumores. Esta vulnerabilidad es suficiente para descartarlo. A esto habría que sumarle que en el improbable caso de que llegase a encabezar una candidatura de la coalición opositora, no contaría con el respaldo de la estructura priista ni del gobierno del estado.

Ahora bien, si insistiera en candidatearse, la candidatura de Vargas del Villar sería dinamitada mediáticamente, lo que dejaría vacante la alternativa blanquiazul. Esto definitivamente sería aprovechado por la campaña de una eventual alianza entre el PRI y el PRD, quienes sin duda capitalizarían esta fuga de votos a su opción y candidata, Alejandra del Moral.

En conclusión, dados los malos resultados que ha venido dando la dirigencia nacional del PRI y el riesgo a que se ponga nuestra democracia y sistema electoral sobre la mesa como permuta, lo ideal sería que la candidata de la oposición sea Alejandra del Moral y que todas las fuerzas políticas ajenas a Morena logren una sinergia y encausen esfuerzos para ganar la elección del Estado de México para así garantizar, de momento, algo de balance de poder y contrapesos frente al poder casi totalitario del oficialismo en México.