Adán Augusto López Hernández, secretario de Gobernación, en poco tiempo se ha convertido en una pieza clave en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO). Dice el clásico que el encargado de la política interior debe haber sido de preferencia gobernador o líder partidario; ser merecedor absoluto de la confianza del presidente; trabajar el doble que su jefe; estar dispuesto a ser el muro de contención de todos los conflictos; ser respetado por el resto de los integrantes del gabinete, reconocido por los gobernadores y un interlocutor confiable con los partidos y las fuerzas políticas.

El secretario de Gobernación debe saber todo lo que al presidente le interese saber, controlar la inteligencia; saber la agenda de los mandatarios estatales y sobre todo, tener la capacidad de diferenciar los asuntos de gobierno de los que competen al Estado.

Al adelantarse el proceso sucesorio, Marcelo Ebrard, la pieza más eficaz en el gabinete obradorista durante la primera mitad del sexenio quedó atrapado en un juego de sombras. Lo mismo ocurrió con Ricardo Monreal, a quien se le atribuye agenda propia dentro y fuera de Morena. Ni pensar que Claudia Sheinbaum pudiera dejar la jefatura de gobierno para asumir alguna otra encomienda que no sea la candidatura presidencial.

Adán Augusto, discreto, no lo pensó dos veces para dejar la gubernatura de Tabasco y asumir la Secretaría de Gobernación en sustitución de Olga Sánchez Cordero, obnubilada y desgastada durante la primera mitad del sexenio y envuelta en intrigas palaciegas de las que abundan entorno al presidente.

Adán Augusto no es gran orador, ni un experimentado parlamentario, ni el más adelantado de los morenistas, su desempeño en casi tres años de gobierno fue discreto, apegado a los lineamientos del presidente. Además de la pandemia, el principal problema que tuvo que sortear fue la inundación de varios municipio y comunidades durante el verano del terrible año de 2020.

Con Julio Scherer fuera de la Consejería Jurídica, con Olga Sánchez Cordero de regreso en el Senado y Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal en la carrera sucesoria, Adán Augusto es la Dama en el ajedrez de AMLO. Y no es que lo haga de manera excelente, sino que Sánchez Cordero nunca funcionó como responsable de la gobernabilidad y estabilidad del país. Desde finales de agosto, hay secretario de Gobernación y todos los asuntos importantes o urgentes pasan por su escritorio, desde la designación de cargos, hasta las iniciativas de reformas constitucionales.

Lo más reciente, la construcción de un puente con el PAN. Santiago Creel hizo un llamado público al diálogo, el Presidente le tomó la palabra al diputado panista y encargó esa tarea a su secretario de Gobernación. Por primera ocasión en lo que va del sexenio, el dirigente del principal partido de oposición, Marko Cortés habló de política con Gobernación. ¿Qué puede resultar de esas pláticas? No lo sabemos, pero el hecho de que por lo menos exista un espacio de dialogo es positivo en un ambiente polarizado. La política es de bronce.

Onel Ortíz Fragoso en Twitter: @onelortiz