El Departamento del Tesoro de Estados Unidos evitó hoy de nuevo referirse a China como un ‘manipulador de divisas’, al considerar que ha permitido la apreciación del yuan pese a que en 2012 ese tipo de cambio se mantuvo invariable frente al dólar.


En su informe semianual sobre economía internacional y tipos de cambio, el Tesoro subraya que ‘las condiciones en Europa continúan suponiendo un riesgo para la recuperación de Estados Unidos, el crecimiento mundial está dificultado por insuficiente reequilibrio de la demanda y es necesario mayor flexibilidad en los tipos de cambio, especialmente en China’.


Debido a los compromisos adoptados por China en 2010 con el G20 para dejar que el valor de su moneda sea determinado por el mercado, Estados Unidos de nuevo ha dado un voto de confianza al no referirse al país asiático como manipulador de su divisa pese a que ‘sigue significativamente devaluada’ y a que ‘en la última década China se ha resistido fuertemente a la presión de los mercados’.


El informe destaca que desde junio de 2010 hasta el 15 de mayo de este año el yuan o renminbi se ha apreciado un 12,5 por ciento ajustado a la inflación, pese a que en lo que va de año ‘se ha mantenido plano frente al dólar’.


Estados Unidos ha presionado a China para que dependa más de su demanda interna y no tanto de las exportaciones, y aunque la primera economía asiática ha experimentado en los últimos años una reducción de su superávit por cuenta corriente, una gran parte se debe a la reducción de consumo en socios comerciales en crisis.


Sin embargo, el informe destaca que la reducción de superávit por cuenta corriente sigue siendo una señal positiva, junto con la gradual apreciación del yuan en términos reales y los pasos para abrir sus cuentas de capital.


En términos globales, el informe destaca el riesgo que supone la crisis de deuda y del sector bancario en la Eurozona para la estabilidad mundial.
Asimismo, reconoce que en la segunda mitad de 2011 que los problemas de Europa y los aumentos de los precios del crudo llevaron a políticas prudenciales en países emergentes para contener la inflación.