Copenhague, 29 feb (EFE).- El ultraderechista Anders Behring Breivik, autor confeso de los atentados del pasado 22 de julio en Noruega, será trasladado hoy a una sala especial dentro de la cárcel de Ila, en la que permanece en prisión preventiva, para ser sometido a observación psiquiátrica forzosa durante hasta cuatro semanas.

Personal del hospital psiquiátrico de Dikemark se trasladó hoy al penal, al oeste de Oslo, para comenzar el examen a Breivik, que permanecerá bajo control médico las 24 horas, con la supervisión de los dos psiquiatras encargados de escribir un nuevo informe para determinar su estado de salud mental.

Así lo decidió un tribunal de Oslo el pasado día 10, al considerar que Dikemark no cumplía con las medidas de seguridad necesarias que recomienda la Policía noruega.

Será la primera vez que se haga una observación forzosa de estas características dentro de una cárcel de Noruega, en una sala de 60 metros cuadrados acondicionada especialmente.

El examen se complementará con las entrevistas, grabadas en vídeo, que los psiquiatras Terje Tørrisen y Agnar Aspaas le están haciendo a Breivik, quien la semana pasada optó por empezar a colaborar con ellos en contra de su decisión inicial.

Mientras permanece en observación, el fundamentalista cristiano continuará con los interrogatorios policiales y será visitado por los abogados que preparan con él su defensa para el juicio, cuyo inicio está previsto para el próximo 16 de abril.

Breivik ya fue objeto de un primer examen psiquiátrico, presentado en noviembre, que concluyó que padecía esquizofrenia paranoide.

Según las leyes noruegas, eso impediría una pena de cárcel, que sería sustituida por una hipotética condena a tratamiento psiquiátrico forzado.

Las fuertes reacciones provocadas por el informe inicial y la opinión discordante de los empleados de la penitenciaria de Ila llevaron al tribunal a elegir a un nuevo equipo de psiquiatras, aunque los abogados defensores apelaron la decisión al considerar que hubo un fallo procesal.

El 22 de julio del año pasado Breivik hizo explotar un coche bomba en el complejo gubernamental de Oslo, donde murieron ocho personas, e inmediatamente después se trasladó a la isla de Utøya, a 45 kilómetros de esa capital, donde disparó de forma indiscriminada y mató a otras 69.

La mayoría de las víctimas de Utøya asistían al campamento de las Juventudes Laboristas.