Ayer Ricardo Antonio La Volpe añadió una rayita más a su larga lista de fracasos: perdió la final de la Copa Centromaricana, antes UNCAF, ante el combinado de Honduras.
De nada sirvió que Costa Rica sea futbolísticamente el equipo con más infraestructura y varios de los mejores jugadores de su zona futbolística.
El arrogante argentino, ese que según el jugador africano François Omam-Biyik se autoproclamaba "dios" del fútbol vuelve a demostrar que habla mucho, ladra más pero que a la hora de los resultados es un perdedor como pocas veces se han visto.
Si La Volpe hizo su pataleta hace algunos días cuando el entrenador de Belice, Chelato Uclés, mencionaba que no es un técnico ganador, su nuevo fracaso demuestra que el viejo lobo de mar hondureño tenía toda la razón del mundo.
La Volpe no sirve para ganar, pero vaya que sirve para enemistarse con la prensa en cualquier lugar donde va, para perder y para llevar a su amplia parentela a mundiales y a puestos en su cuerpo técnico para ahorrarles a sus hijas el problema de que sus mariditos tengan que buscar trabajo.
En una de esas los pobres Ticos no van ni al mundial por culpa del "alacrán que se echaron encima" y ver eso resultará sumamente gracioso y satisfactorio.