México.- La salida de Julián LeBarón del Movimiento por la Paz (MPJD) con Justicia y Dignidad, ha generado reacción dentro del propio colectivo. 

El viernes pasado, se dio a conocer una carta en la que el hermano de activista Benjamín LeBarón, consideró que el Movimiento por la Paz se ha alejado de los métodos efectivos propios de la resistencia civil pacífica y que se convirtió en interlocutor con partidos políticos y gobierno “instituciones que no pueden ayudar sin dividir más, endeudar y fracasar más como intermediarios de la sociedad”.

Al respecto, el escritor Rocato Bablot, vocero del colectivo dijo que aunque sabe que las instituciones mexicanas no son confiables, el Movimiento por la Paz tiene que denunciar ante ellas las violaciones de derechos humanos que sufren sus integrantes y las víctimas a las cuales acompaña, de la misma forma en que debe respetar las preferencias políticas de estas últimas. 

“A LeBarón se le quiere, pero siempre ha sido como un satélite con causa propia. A veces estaba mucho y a veces no, aparecía y desaparecía. Sí cimbró el movimiento y sí dolió (su partida), pero creo que es parte de un proceso de crecimiento. Ojalá se hubiera despedido con una carta para las víctimas y no para los medios, pero ese es su estilo, así lo decidió y se le respeta”, dijo en entrevista con el diario La Jornada

“Si nos asaltan tenemos que ir a la procu, aunque sepamos que no lo van a resolver, porque es el único interlocutor que hay. Nuestra labor preferencial es ponderar el lugar de las víctimas, visibilizarlas, trabajar por ellas. No hemos perdido nuestro camino y eso es bien importante”, expuso. 

“Además, no podemos decirle a alguien que si es priísta o cristiano, no es víctima. Antes de serlo, tiene una posición ante la vida, ante las instituciones y las cosas, y tenemos que respetarlos. La postura del movimiento fue muy clara en el sentido de hablar con quien tuviéramos que hacerlo”, apuntó Rocato.

Cuando el texto salió a la luz pública, Javier Sicilia, uno de los pilares del Movimiento, consideró que LeBarón tenía una equivocada apreciación en cuanto a la organización y sus interlocutores.