Washington, EU.- El marine de origen mexicano Rafael Peralta, que murió en Irak en 2004 en acto de servicio, no recibirá la Medalla de Honor póstuma, la máxima condecoración de las Fuerzas Armadas de EU, como habían reclamado varios congresistas.

 

El secretario de Defensa estadounidense, Leon Panetta, comunicó la decisión del Pentágono en una carta que fue difundida hoy dirigida al representante republicano de California Duncan Hunter, que ha liderado la campaña para que se otorgara ese honor a Peralta.

 

La Medalla de Honor es la máxima condecoración entregada en las Fuerzas Armadas de EU, en reconocimiento por acciones especiales en las que destaca el mérito extraordinario en situaciones de peligro, el sacrificio personal y el poner en riesgo la propia vida.

 

En el caso de Peralta, que murió en una emboscada en 2004 en Irak, lo que está en duda es si cubrió, conscientemente, con su cuerpo una granada a punto de estallar para salvar al resto de su equipo, o si, cuando lo hizo, ya estaba cerebralmente muerto a causa de las heridas que había recibido.

 

Peralta, que cuando falleció tenía 25 años, recibió de manera póstuma la Cruz de la Marina y el secretario de la Marina, Ray Mabus, anunció en marzo que la Armada bautizaría a uno de sus nuevos buques, un destructor, con el nombre del militar hispano.

 

No obstante, el representante republicano y un grupo de congresistas consideran que el honor no era suficiente, por lo que solicitaron que se le concediera un reconocimiento mayor.

 

"El sargento Peralta es un héroe", señaló Hunter en un comunicado en el que consideró una "injusticia" que no haya recibido la Medalla de Honor.

 

El representante subrayó que el soldado "murió en acto de servicio a su país y para proteger a sus compañeros", por eso considera que Peralta y su familia merecen esta condecoración "por su dedicación y sacrificio".

 

Peralta murió en noviembre de 2004 en Faluya (Irak) durante una batalla contra insurgentes que atacaron una zona de casas que utilizaron como barricadas.

 

Pese a tener una herida de bala en la cabeza, y según han relatado testigos presenciales, Peralta utilizó su propio cuerpo como escudo para contener el alcance de la explosión de una granada y proteger a sus compañeros para salvarles la vida.

 

No obstante, el Departamento de Defensa indica que hay dudas de que Peralta actuara de forma consciente para salvar a los demás soldados, porque según varios informes forenses podría haber estado ya cerebralmente muerto cuando lo hizo, a causa de las heridas en la cabeza.

 

El secretario de Defensa anterior, Robert Gates, había rechazado la recomendación para la Medalla de Honor debido a las versiones contradictorias de los expertos sobre lo que había ocurrido.

 

Pese a que dos neurólogos dijeron que era posible que hubiera puesto la granada bajo su cuerpo, aunque estuviera agonizando por la herida de bala, el reporte de un patólogo indicó que en el momento de la explosión de la granada Peralta estaba clínicamente muerto y que sus heridas no eran consistentes con la explosión.

 

La familia del sargento y los infantes de Marina que testificaron a su favor se mostraron en desacuerdo con esta interpretación y pidieron al secretario de la Marina que reconsiderara la decisión.