Suiza es uno de los países con la calidad de vida más alta del mundo, no obstante, también y de manera contradictoria ostenta uno de los índices más altos de suicidio, y de hecho vivió en las décadas de los ochenta y noventa una fuerte crisis de salud pública a causa de la drogadicción.

¿Cómo hace un país para salir victorioso de estos flagelos? ¿por qué Suiza ha podido y el resto del mundo no? ¿qué han hecho distinto los helvéticos?

El caso suizo tuvo que vivir primero el fracaso de una política de prohibicionista y luego adelantar un referéndum para tratar al adicto como un enfermo y no como un delincuente, y que pudiera recibir atención médica, agujas esterilizadas para aplicarse sus dosis y tratamiento contra la adicción.

?En Suiza, lo que hemos hecho no es malo: ha permitido salvar vidas, reintegrar personas a la sociedad. Estamos en contacto con más de 90% de la población que consume droga de un modo u otro. Vivimos en una contradicción: podemos ofrecer a la gente venir con droga que ha comprado en el mercado negro, que es un delito, y le invitamos a consumir en un local seguro con médicos y enfermeras?, declara Ruth Dreifuss, ex presidenta y miembro del consejo federal de Suiza.

?Se puede vivir en la contradicción, pero es loco pensar que la prohibición es mejor que un control del mercado (de las drogas) por parte del Estado?, insiste Dreifuss, de hecho, el esquema puede ser replicable y escalable en otros países porque no es tan costoso.

?La experiencia ha sido tan positiva que el problema de la droga ha desaparecido de las preocupaciones importantes de la población?. Concluye.

Con información de Forbes