Donald John Trump se convirtió oficialmente este 24 de agosto en el candidato del Partido Republicano a la Presidencia de Estados Unidos para la elección que se llevará a cabo el próximo 3 de noviembre, en la que competirá con Joe Biden, el aspirante del Partido Demócrata.

Este lunes dio inicio la Convención Nacional Republicana en la ciudad de Charlotte, Carolina del Norte (sureste), la cual tuvo como primer acto la investidura del actual mandatario como el candidato del “gran y viejo partido” (Grand Old Party), lo que abre a Trump la posibilidad de reelegirse en su cargo y gobernar hasta enero de 2025.

Acto seguido, el magnate hizo acto de presencia en el centro de convenciones donde se realiza el evento, una jugada que busca diferenciarlo de su rival, quien se limitó a enviar un mensaje grabado desde su domicilio al momento de aceptar la candidatura demócrata a la Presidencia, debido a la pandemia de Covid-19.

Con la nominación oficial, ahora Donald Trump continuará con una campaña de reelección en la que deberá remar a contracorriente, toda vez que los números lo ponen hasta 10 puntos por debajo de su contrincante.

La mayoría de los analistas ven a Trump por debajo de los demócratas por culpa del mal manejo de la pandemia de coronavirus, que coloca al país como primer lugar mundial tanto en contagios (5 millones 700 mil) como en número de muertos (177 mil).

Si bien el dato puede lucir desalentador para los republicanos, la unión americana elige a su mandatario con un intrincado sistema de representación indirecta -y no por sufragio universal- con el que basta conseguir 270 de los 538 votos electorales en juego para ganar; de hecho, Trump no obtuvo la mayoría de los votos en 2016 pero aún así se llevó la elección.