México, D.F.- Un reportaje realizado por Germán Gómez Polo para el El Universal de Colombia, desmenuza quienes son estas jóvenes que se encuentran entre las más buscadas por extranjeros y empresarios de la ciudad de Cartagena.

Después del escándalo protagonizado por agentes del servicio secreto del presidente Barak Obama durante la Cumbre de las Américas, el tema de la prostitución fue retomado por el periodista, quien señala que no se trata de chicas de calle, sino que son contactadas por páginas web, buscadas en burdeles de alta reputación, por recomendación o de manera independiente.

Un negocio y la historia de "Hellen"

“Chicas particulares, con una vida normal y sin cargas, con un buen nivel socio-cultural y que han decidido experimentar este mundo como algo temporal”, dice en una de las tantas páginas que ofrecen compañías de mujeres. Las empresas que se dedican a ofrecer a estas chicas venden tratos exclusivos, sabiendo que sus clientes son distinguidos.

 “Te pueden contactar en muchos bares o en el Centro; luego de ahí vas al hotel donde se está hospedando el cliente”, afirma 'Hellen', quien vive muy de cerca esta situación.

Por lo general, estas trabajadoras sexuales son muy elitistas y buscan empresarios o extranjeros, como señala el docente investigador Edgar Acuña -quien realizó un estudio en 2009 con estudiantes universitarias que se dedicaban a la prostitución, "no comercializan su cuerpo con cualquiera ni a cualquier precio".

Muchas de las que ejercen este oficio trabajan independientemente, en sus propios apartamentos, con sus celulares. Otras están en redes de proxenetas, cobran elevadas sumas de dinero y tienen muchos recursos.

Acuña asegura que son niñas que se confunden entre otras estudiantes universitarias y que pueden manejar una doble vida.

“Son estudiantes y trabajadoras sexuales, muchas tienen novios y tiene apartamentos en estratos altos”, añade el investigador. Acumulan grandes cantidades de dinero por lo alto que cobran sus servicios. Sin embargo, no todo es dinero.

Asimismo son chicas muy cultas que comercializan su cuerpo. Muchos de sus padres son profesionales destacados que les han suministrado todos los medios económicos pero no los afectivos.

“Son padres que no ejercen la autoridad y no dan el cariño que las niñas necesitan y estas buscan llenar esas faltas de afecto con los cliente, así nunca lo logren”, argumenta el investigador Acuña, agregando que normalmente son personas con baja autoestima, con depresión o ansiedad.

No hay un precio estándar de los servicios que ofrecen. “La tarifa se cuadra con el cliente e incluye todo lo que el cliente quiera, si quieren que te acuestes con 5 la vez o te quieren ver tirando con un amigo. Tú decides si lo haces o no”.

De acuerdo con una fuente del periodista "algunas pueden cobrar entre 300, 500, un millón o más, otras se prostituyen sin necesidad de plata”.

 

Con información de Germán Gómez Polo para El Universal de Colombia