Un paciente de la ciudad de Moaña, en la comunidad autonómica de Galicia (noroeste de España), pasó casi un mes en una unidad de terapia intensiva y sufrió varias afectaciones que pusieron en riesgo su vida debido al Covid-19, pese a tener solo 38 años de edad.

De acuerdo con el diario local El País, el ingeniero Carlos Pérez Collazo se contagió de coronavirus en el elevador del edifico donde vive, y comenzó a presentar los síntomas relacionados a la enfermedad el 17 de marzo, dos días después de que las autoridades decretara el estado de alarma en todo el país.

En un principio, llamó a los servicios de salud y no le hicieron “mucho caso”, según sus propias palabras, pero tres días de tener fiebre acudió por su propio pie a Emergencias, por recomendación de su médico de cabecera.

Si bien al momento de su hospitalización no se sentía muy mal, dos días después ya estaba en cuidados intensivos y su salud se deterioró dramáticamente, con un nivel de oxigenación en la sangre de solo 80 por ciento, cuando lo recomendable es entre 95 y 100 por ciento.

Poco después, los médicos le indujeron un coma con barbitúricos y avisaron a su familia que había entrado en una etapa de la enfermedad de la que “no sale 90 por ciento de la gente”; durante este periodo, bajó varios kilos de peso y su movilidad se vio reducida al mínimo debido a la drástica pérdida de masa muscular.

Una vez que salió del coma farmacológico, sufrió dos ataques epilépticos por culpa de una encefalitis, mientras que la neumonía no cedía; ante este escenario, tuvo que regresar a terapia intensiva y sometido a una intubación por dos semanas más.

Cuando volvió a recuperar la conciencia, presentó alucinaciones y sostuvo en su mente conversaciones con la reina de Inglaterra, y para colmo tenía la parte derecha de su cuerpo paralizada.

Tras varias penurias, el 28 de abril finalmente su cuerpo pudo deshacerse por completo del virus, y recibió el alta médica el 8 de mayo; para ese entonces, Pérez Collado pesaba 30 kilos menos y tenía solo 3 días de haber recuperado la habilidad de caminar.

Tras reincorporarse a su trabajo en la Universidad de Vigo, el académico señala que los gobiernos y los medios de comunicación deben poner más de su parte para alertar a la población sobre la seriedad de la pandemia, y ahora se ha propuesto “vivir cada día al máximo” y disfrutar de sus seres queridos.