Después de causar revuelo con su artículo "100 Impresiones de un Brasileño Acerca de México", el periodista brasileño, Vinicius Covas desarrolló, con ayuda del programador Juan Sánchez; el título móvil, Ándale Vini, el cual tiene como objetivo mostrar las cosas buenas de México a los turistas. Además de servir como forma didáctica para que el mexicano tome conciencia y se haga cargo de su entorno; ser un embajador del país. ¿Cumple con todo lo anterior el juego? En realidad no.

Vayamos por partes, Ándale Vini, es un título muy simple; lo cual va acorde a la plataforma. Cuando presionas un lado de la pantalla, Vini arroja un taco; al tocar la parte superior, el brasileño salta, el fin del juego es aventarle tacos a los turistas mientras esquivas cactus (o a los propios turistas), al mismo tiempo que colectas las 32 entidades federativas que componen al país. Conforme avanzas los obstáculos son más frecuentes y difíciles de esquivar.

Hasta aquí no hay problema, de hecho, el juego es extremadamente adictivo y divertido; tratar de completar el mapa de México se vuelve una afrenta personal después de verte derrotado una y otra vez. Asimismo, el reto, aunque elevado después de pasados unos segundos, es el adecuado ya que hay varios items (como chiles y tacos) para poder contener a los rápidos turistas.

Asimismo, tecnicamente no tiene problemas; la acción es fluida, los gráficos son coloridos y lucen bien, lo mismo que los efectos de sonido. Punto por tener de fondo varios de los lugares más representativos del país, como el Popocatepetl, el Ángel de la Independencia, las pirámides, entre otros.

Sin embargo, es en su objetivo como obra completa donde falla. El interactivo no te convierte en embajador del país, es completamente neutral, no te da una impresión mala de la república, pero tampoco buena; fácilmente puede pasar como uno de los miles de juegos móviles que pululan en las tiendas virtuales. Sí arrojas tacos, sí suena el jarabe tapatío hasta el cansancio, sí salen las piramides; pero no importa los elementos que tengas alusivos al país, esto no representan nada fuerte en sí mismo, la esencia de la mecánica puede ser fácilmente replicada con cualquier otro país (pon bonsais, sushi y pagodas y ya tienes un Ándale Vini en Japón).

Además hace uso de muchos estereotipos, lo cual no es condenable; pero salta a la vista desde el primer momento que empieza a correr el título y puede causar algo de disgusto o extrañeza a los jugadores. A esto hay que sumar la aparición constante de publicidad que rompe con la acción y causa momentos "surreales" (durante una partida nos apareció Rob Stark invitándonos a probar un juego de guerra).

Como juego, Ándale Vini cumple muy bien con su cometido, si lo descargas tendrás buenos momentos de diversión. Como modelo didáctico, no cumple con su cometido. La intención era buena, pero quedó sólo en eso, en una buena intención.