La guerra de la República encabezada por Benito Juárez terminó con el efímero imperio mexicano y con la vida de Maximiliano de Habsburgo.

Aunque muchas voces solicitaron el perdón, como la del poeta Víctor Hugo, Juárez fue inflexible, necesitaba una reprimenda simbólica que dejara claro a los imperios que América no es de ellos y Maximiliano fue fusilado el 19 de junio de 1867.

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Maximiliano, más recodado que Juárez 

El manifiesto que justifica su muerte, así como su juicio bajo una corte militar, fue subastado por la Casa Morton de la Ciudad de México el pasado 7 de mayo por tan sólo seis mil 500 pesos.

Por su parte, el documento que registra el proceso de Maximiliano y de sus generales Tomás Mejía y Miguel Miramón, se vendió por 35 mil pesos.

Cifras muy bajas para textos escritos por Benito Juárez donde detalla las implicaciones jurídicas, soberanas, históricas y humanas que enfrentó el país para tomar dicha decisión; en cambio, otro papeleo emitido por el Archiduque de Austria, consiguió los 56 mil pesos. 

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Conoce más de Maximiliano

En él, Maximiliano explica por qué aceptó ser emperador de México y deja constancia, con su sangre derramada, de lo difícil que es regir un país, según advierte Jesús Cruz, gerente del departamento de libros y documentos de Casas de Subasta Morton.

Antes de ser fusilado, a Maximiliano se le sometió a un juicio sumario ante un tribunal militar al que no asistió porque le parecía humillante e indigno de un Habsburgo.

La ley en la que se basó el tribunal fue la de pena de muerte para todo simpatizante de la intervención francesa. Tras escuchar la sentencia, pidió tiradores buenos para asegurarse una muerte rápida.