A seis meses de haber sido descubierta, la Covid-19 sigue siendo una enfermedad ampliamente desconocida. Casi todo el que ha escuchado hablar sobre ella la identifica como un padecimiento de las vías respiratorias, pero cada vez son más los estudios que la vinculan con problemas intestinales, cardíacos y cerebrales.

El reportaje “COVID-19 puede durar varios meses”, publicado recientemente por la revista estadounidense ‘The Atlantic’, revela síntomas neurológicos poco conocidos hasta ahora que se han identificado en pacientes de largo plazo, en su mayoría jóvenes antes saludables, que llevan entre uno y más de tres meses lidiando con severos males provocados por la enfermedad que provoca el nuevo coronavirus.

Alucinaciones, delirio, pérdida de memoria, otros síntomas de la Covid-19

Ed Yong, autor del reportaje, señala que a la fecha, el único síntoma neurológico que citan los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos en su descripción de la Covid-19 es la pérdida del gusto y/o el olfato.

Ante ello, cita una encuesta realizada por Body Politic, una organización de bienestar que respalda a grupos de apoyo para ‘pacientes de largo plazo’, cuyos resultados revelan nuevos síntomas que afectan al cerebro.

“Muchos describieron ‘niebla mental’ y desafíos de concentración como tos o fiebre. Algunos han experimentado alucinaciones, delirio, pérdida de memoria a corto plazo o sensaciones de vibración extrañas cuando tocan superficies”.

Reportaje.

Problemas con el sistema nervioso simpático, otra consecuencia

Pero eso no es todo. También se identificaron a enfermos con problemas con el sistema nervioso simpático, responsable de procesos inconscientes como el latir del corazón y la respiración.

Los pacientes “se quedarán sin aliento incluso cuando su nivel de oxígeno sea normal, o experimentarán lo que parecen ataques cardíacos a pesar de las lecturas de electrocardiograma y la radiografía de tórax”, indica el reportaje.

Inmunóloga ofrece tres posibles explicaciones

Yong señala que hasta el momento no está claro por qué sucede esto. Para tener un panorama más claro, el periodista entrevistó a la inmunóloga de la Universidad de Yale, Akiko Iwasaki, quien dio tres posibles explicaciones.

Primera. Los ‘pacientes de largo plazo’ podrían seguir albergando virus infecciosos en algún órgano reservorio, lo que no puede ser detectado con las pruebas que usan hisopos nasales.

Segunda. Los fragmentos persistentes de genes virales, aunque no son infecciosos, todavía podrían provocar una reacción inmune violenta y exagerada, como si el organismo reaccionara a ‘un fantasma de un virus’.

Tercera. Lo más probable es que el virus haya desaparecido, pero el sistema inmune sigue atrapado en un estado de hiperactividad persistente debido al Covid-19.

Con información de 'The Atlantic'.