La preocupación por el Día Cero en México está en aumento como una realidad que se acerca cada vez más.

El término se refiere al momento en el que no habrá suficiente agua para satisfacer las necesidades de la población.

Expertos de la UNAM advierten que el Día Cero podría convertirse en realidad en algunas regiones del país.

Ello, debido a factores como la sobreexplotación de acuíferos, el cambio climático y una gestión ineficaz del recurso hídrico.

Agua potable, a punto de llegar al "Día Cero".

¿Qué es el Día Cero y cuáles son sus implicaciones?

Mario Hernández, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM, explica que el Día Cero es el punto crítico en el que la demanda de agua superará la capacidad de suministro.

El experto señaló en un podcast que factores como el hundimiento del terreno, causado por la extracción excesiva de agua subterránea, pueden llevar a esta situación.

La CDMX y su zona conurbada están enfrentando una intensa sequía que ha impedido la recarga adecuada de los sistemas de abastecimiento de agua.

En este sentido, Hernández destacó que la diversidad topográfica y de disponibilidad de agua en México está dividida en tres regiones principales, cada una con características únicas de acceso uso:

  1. El centro.
  2. El sureste.
  3. El noreste,
Escasez de agua en Ecatepec

Entre los desafíos del Día Cero destacan la importancia de la infraestructura adecuada y las normativas que regulan los niveles aceptables de compuestos en el líquido.

Al respecto, Mario Hernández señala que la agricultura consume más del 70 por ciento del agua dulce del planeta.

Ciudades de México que se acercaron peligrosamente al Día Cero

El riesgo de un Día Cero también se identifica en ciudades del norte como Tijuana, donde la dependencia del agua subterránea y la escasez de escurrimientos son críticos.

Monterrey, por ejemplo, estuvo cerca de enfrentar un Día Cero recientemente debido a cambios en los patrones de precipitación y a la insuficiencia de los sistemas de presas.

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Por ello, el especialista critica las soluciones de corto plazo basadas en políticas para abordar estos desafíos, sugiriendo la necesidad de estrategias más sostenibles y a largo plazo.

Finalmente, recalca el papel crucial del agua en múltiples sectores de la sociedad, respaldado por mandatos de la ONU sobre el derecho humano y la necesidad de un uso racional y sustentable.