México. En efecto, el amor es una adicción más. La neurocientífica, Lucy Brown así lo explica. 

Al decir de Brown, prescindir de algo o alguien que en algún momento fungió como un refugio placentero causa una especie de turbulencia en el cerebro. 

La dosis de dopamina que se segrega en presencia de un objeto amado, en este caso una pareja, se reducen sobremanera en su ausencia, asimismo lo experimentan las personas adictas a los fármacos o drogas psicoactivas estimulantes del sistema nervioso, al intentar minimizar su ingesta, experimentan mayor ansiedad y síndrome de abstinencia.

El asunto es que al igual que la recuperación de un episodio de adicción, el amor se supera con el tiempo y si es necesario con atención médica.

“El área tegmental ventral de nuestro cerebro controla las necesidades básicas de nuestro cuerpo, como la respiración o el flujo sanguíneo. También controla el placer y la recompensa, incluyendo el amor. Al terminar una relación, esta parte del cerebro sigue inconscientemente enamorada de esa persona. Cuando vemos la foto de nuestro ex, sentimos dolor, pero seguimos enamorados. Esto está en un nivel no verbal de nuestro cerebro. Con razón es tan difícil de controlar". Explica Brown.

“Por su parte, el cortex insular, responsable de la ansiedad cuando tenemos dolor físico, también se activa cuando terminamos una relación. De ahí lo doloroso que pueden ser las rupturas”

Con información de Fucsia y Bustle