Esta es la historia de una de las mujeres más célebres de México, alguien que cambió de palabra su fecha de nacimiento porque era fan de la Revolución Mexicana y había nacido tres años antes, que coleccionaba exvotos y jamás imagino que su dolor, aquél que pintaba en sus cuadros, sería exhibido mundialmente cuando después de su muerte, su trabajo saltó a la fama.

Una artista que nunca pensó que sería reconocida como tal, dejó una obra de arte fuera de serie que ha posicionado a México, guste o no guste.

Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón, nacida el 6 de julio de 1907 en la Casa Azul, de Coyoacán, vendió un único cuadro mientras vivía y realizó una sola exposición en sus últimos días.

Su vida ha inspirado a cineastas, escritores, y su estilo folklórico ha sido imitado por diseñadores de moda.

Sí, se trata de una mujer que a 62 años de su muerte aún divide la opinión pública entre los que piensan que su trabajo está sobrevalorado y los que se declaran fieles seguidores de Friducha.

En su época era difícil que las féminas estudiaran la preparatoria y aún más la Universidad. Sin embargo, su género jamás fue un impedimento para ella. Su historia está marcada de innumerables tragedias y dolor que ella en ningún momento pintó con el fin de darse a conocer como una víctima.

Salir debajo de la sombra de un hombre tan conocido como es Diego Rivera y lograr el reconocimiento de millones por una labor que era similar a la de su esposo, fue impresionante. 

Por ello, en su cumpleaños número 109 queremos contarte un valioso secreto que pocos conocen. Te hablaremos sobre su colección de exvotos. Algo chulo de bonito.

Hija de Guillermo Kahlo, un fotógrafo judío de origen alemán que trabajaba bajo las ordenes de Porfirio Diaz, Frida era admiradora de exvotos populares, lo que tuvo mucha influencia en los rasgos estilísticos de su arte.

Los exvotos son pequeñas pinturas que se hacen básicamente en los pueblos alejados de la capital. Se dividen en tres espacios: en la parte superior va la escena del titular al cual se le dedica, normalmente es un santo o una virgen. 

Posteriormente hay una escena intermedia donde aparece la narración pintada del suceso y al final viene un breve texto en el que se explica el motivo por el que se hizo el exvoto.

Ahora, funcionan de la siguiente manera: cuando tienes un dolor, no importa de qué tipo (emocional o físico), vas con el pintor especialista en exvotos. Le explicas lo que te pasó, en qué consiste tu dolor y él te va a preguntar a qué santo o virgen se lo quieres dedicar.

Cuando termina de pintar, le pagas y tu obligación es llevar el exvoto a la iglesia. Y, ¿sabes cuál es tu siguiente paso? Salir a vivir, porque ya dejaste colgado allí tu dolor y afuera está la vida.

Este es el mecanismo que a mi juicio tomó Frida Kahlo. Ella pintaba la parte triste de la vida, la colgaba, y se iba a vivir. 

Foto: Tomada de huffingtonpost.es