De acuerdo al estudio, llevado a cabo por La Universidad Colegio de Londres, las personas que sufren de discriminación diariamente por su obesidad, no bajan de peso. Al contrario, lo aumentan.

Según Sarah Jackson, encargada del estudio, "la discriminación por el peso no ayuda a que bajen, al contrario, puede incluso exacerbar el aumento de peso. Los estudios previos han encontrado que las personas que experimentan la discriminación comen para consolarse. Las respuestas de estrés hacia la discriminación pueden incrementar el apetito, especialmente para la comida poco saludable y llena de calorías".

Jackson, que se desempeña como investigadora del departamento de epidemiología y salud pública de la Universidad Colegio de Londres, agregó que "la discriminación por el peso también hace que las personas tengan menos confianza para participar en actividades físicas, por lo cual tienden a evitarlas".

En promedio, según la encuesta en la que se basó la investigación, las personas que reciben burlas por su peso ganaron 1 kilogramo durante el tiempo que duró el estudio, mientras que las que no son ageredidas, bajaron .7 kilogramos de peso.