La práctica de celebrar una luna de miel por separado es reciente y se debe a los cambios culturales que se han desarrollado con respecto a tener una pareja. Hoy en día aún pesa mucho la carga social y los enamorados siguen apegándose perdiendo su individualismo, pero hay un porcentaje que sí lo disfruta.

Aunque pocos, hay parejas a las que sí les gusta viajar por separado para no pasar todo el tiempo juntos, y les anhela regresar a contar las experiencia que vivieron a su pareja.

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La independencia e individualidad como fortaleza

Irene, por ejemplo, voló a Canadá en 2016 mientras su esposo la pasó en Francia, según informa el New York Times. Sin embargo, hay un asunto que llama la atención de los terapeutas de pareja, y es que la mujer también mencionó que en ese momento "ninguno de los dos quería estar donde estaba el otro".

En este caso, la idea de viajar solos ya no es gratificante y valiosa, está más enfocada a la obsesión por el trabajo y se debe tener cuidado. Por otra parte, si no es así, las parejas altamente individualizadas pueden ver su independencia y sus experiencias separadas como una fortaleza en su relación, explica Lisa Marie Bobby, directora clínica de un centro de asesoramiento psicológico EU.