México. - El consumo de los llamados narcocorridos en México, se ha visto incentivado por los intentos de las autoridades por censurarlos, ya que contrario al objetivo original por reducir la producción de dicho género musical, los amagos por prohibirlo los ha vuelto más atractivos.

Así se establece en un estudio titulado “Censura estatal y controversia en torno al género narcocorrido en México”, en el que se señala contrario a las intenciones de prohibir su consumo, los intentos de cancelación de los narcocorridos por parte de las autoridades, ha aumentado el número de fanáticos de ellos.

De acuerdo con lo apuntado en el estudio, en diferentes estados de la República el poder legislativo ha aplicado regulaciones contra los narcocorridos, debido a que estos glorifican y hacen una defensa del estilo de vida de los narcotraficantes y de la violencia que se lleva a cabo dentro de los grupos criminales.

Censura coloca a artistas como "figuras rebeldes"

Sin embargo, el análisis que fue publicado por la Asociación Internacional para el Estudio de la Música Popular advierte que dichos esfuerzos para censurar la representación y difusión de narcocorridos, terminaron por dar una mayor popularidad al género.

El estudio a cargo del profesor de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) César Jesús Burgos, David Moreno, académico de la Universidad Autónoma de Occidente (UAdeO) y Helena Simonett, investigadora de la Universidad de Ciencias Aplicadas y Artes de Lucerna, establece que la respuesta adversa se da por que los consumidores han dimensionado a los artistas como “figuras de rebeldía”.

Al respecto, el análisis cita como ejemplo un disco de 1989 del grupo “Los Tigres del Norte”, en cuya portada los músicos simulan ser delincuentes, además de que se colocó a manera de titular de un periódico la frase: “Los famosos corridos de Los Tigres del Norte fueron prohibidos porque…”.

Aunado a lo anterior, el álbum lleva por nombre “Corridos prohibidos”, concepto que a decir de los especialistas, lo convierte en una especie de "fruta prohibida" para el mercado.

Es por ello, refieren, que la censura ha provocado diferentes reacciones entre los consumidores, especialmente el de ampliar la apertura de espacios para el discurso que se ofrece en el género musical.

Además, se refiere que la piratería, el internet y sobre todo las redes sociales, se han convertido los espacios predilectos para que se distribuyan productos culturales que han sido sometidos a la censura, ya que facilitan tanto su producción, como su difusión.