Los espacios para que las personas LGBTI desarrollen sus vidas plenamente y con dignidad siguen siendo insuficientes pues la discriminación aún está presente en la mayoría de los ámbitos de una sociedad y por supuesto no nos referimos sólo a la iglesia, la familia y el trabajo, también en los espacio de esparcimiento y deportivos existe. 

Por eso y con la intención de crear un ambiente seguro y de respeto, el periodista Cristian Lins tuvo la iniciativa de formar BigtBoys, un equipo de futbol soccer para hombres trans. 

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Cristian Lins sostiene la bandera del equipo. / Foto: Silvia Izquierdo / AP

Daniel Viana, un joven tatuador vivió toda su vida sin poder jugar cómodamente en un equipo de mujeres pues su identidad es la de un hombre, pero con ellos tampoco podía jugar porque no lo aceptaban en sus filas, y ahora tiene la posibilidad de jugar junto a otros 10 hombres con los que se identifica. 

Pero Daniel no vivió el rechazo sólo sobre la cancha. A los 15 años, cuando decidió asumirse como hombre frente a su familia, sus padres lo corrieron de casa de donde tuvo que salir llevando consigo sólo dos bolsas con las que vivió en la calle, donde sufrió una violación que le causó un embarazo y luego un aborto.  Ahora el deporte y el apoyo de su novia, le han ayudado a cicatrizar esa herida.

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Daniel se prepara para su primer juego. / Foto: Silvia Izquierdo / AP

Más que futbol

Aunque el futbol parece el punto medular de BigtBoys, sus integrante declaran que es muy importante para ellos estar ahí para demostrarle a la sociedad que existen y son iguales a cualquier otra persona, que son capaces de hacer cualquier cosa. 

El equipo recién formado se enfrenta a alineaciones de hombres gays en ligas incluyentes con la diversidad sexual. 

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Robert Ismerim juega con precaución tras su cirugía de masculinización de torso. / Foto: Silvia Izquierdo / AP

Un ambiente hostil

Para ellos jugar futbol es un acto de resistencia pues Brasil está considerado como el país con más crímenes de odio por homofobia, pues organizaciones civiles de defensa de los derechos LGBTI calculan que sólo en 2018 hubo 330 asesinatos por este motivo. 

Además, el panorama se ha vuelto más crudo desde que Jair Bolsonaro asumió la presidencia junto a un historial de comentarios homofóbicos y misóginos de entre los que es imposible olvidar aquel con el que aseguró que prefería que un hijo gay suyo estuviera muerto antes que verlo besándose con otro hombre.

El jugador Bernardo Pereira besa a su novia durante un descanso. / Foto: Silvia Izquierdo / AP

Con información de AP.