Entre los participantes en el debate político mexicano no abunda la gente que plantea sus argumentos con honradez. Una excepción es el monero de La Jornada, Proceso y El Chamuco, José Hernández. Otra, Mario Di Costanzo, diputado del Partido del Trabajo.
Ninguno de ellos fue seducido por la moda actual, la de culpar de todo a Luis Videgaray, el hombre fuerte del equipo de Enrique Peña Nieto.
Por alguna razón la cuenta de Twitter de @monerohernandez fue cancelada. Este artista, que lo es, ya la recuperó. El problema duró muy poco tiempo. No supe lo que pasó, pero evidentemente no hubo mala fe de nadie. Fue un error, pues. Pero nunca faltan los mal pensados. Hubo alguien, así, que se atrevió a decir que el responsable de eso fue @LVidegaray. En cuanto Hernández volvió a tener el control de su cuenta, dijo que era absolutamente falso lo de Videgaray. Desde luego, no se disculpó la persona que había culpado al colaborador de Peña Nieto de haber hecho algo que no está al alcance de ningún político mexicano.
Por fortuna para Hernández nadie lo crucificó por eso, porque a @mariodicostanzo...
El otro hombre decente es Mario Di Costanzo, un político que es, o lo fue hasta hace unos días, simpatizante relevante de Andrés Manuel López Obrador (es diputado federal y ocupó un cargo, el de mayor capacidad técnica en materia económica, en el gobierno legítimo).
Ahora, a Di Costanzo lo han condenado los ángeles guardianes del paraíso terrenal que, dicen, es la izquierda mexicana. No sé si Mario Di Costanzo ya ha sido expulsado del edén. Pero eso ocurrirá pronto. Cometió el peor de los pecados: no creer en los sagrados evangelios que aseguran que el priista Luis Videgaray es el administrador de una cuenta bancaria del gobierno del Estado de México.
No hay evidencia que sostenga semejante disparate. Todo lo contrario, los hechos duros, verificables, comprobados, afirman que Videgaray nada tiene que ver con el mencionado asunto. Así lo entendió Di Costanzo, un hombre preparado en finanzas (por su experiencia en el tema López Obrador lo invitó a su equipo). Cualquiera que conozca un poquito de bancos sabe que estaban manipulados los documentos que se presentaron para involucrar a Videgaray en un ilícito. Mario Di Costanzo, economista profesional, se dio cuenta de la trampa y lo comentó en Twitter. Eso bastó para que se le considerara traidor al movimiento de AMLO, en el que difícilmente podrá permanecer.
Si un día Di Costanzo aparece como colaborador en otro grupo político, la izquierda comprenderá lo que significa perder a uno de sus mejores especialistas. Será culpa de los fanáticos progresistas que no soportan a nadie que exprese verdades que refuten sus mitos sagrados.