Apenas iniciando una nueva década, me ha sorprendido la noticia de que una vez más una familia estadounidense fue violenta y deliberadamente acribillada cuando regresaba a los Estados Unidos después de pasar vacaciones en México, en una carretera mexicana paralela a la frontera entre ambos países, resultando en la trágica muerte de un niño de trece años de edad. Para sumar a la tragedia que se esta viviendo en la frontera, en la noche del lunes, 23 de diciembre, solo días antes de Navidad, un estadounidense fue asesinado en su carro mientras esperaba cruzar el Puente International McAllen-Hidalgo.

Mientras esperamos que las autoridades mexicanas hagan justicia, no puedo quedarme de brazos cruzados sin hablar sobre los hechos desgarradores que se vivieron en la frontera a fines del año pasado, y mismos que pudieron haber sido prevenidos por el gobierno de México.

Debido a la violencia que se sufre, solo el año pasado más mexicanos han sido asesinados y desaparecidos, que soldados norteamericanos en la guerra de Vietnam, y en los últimos tres años han muerto mas mexicanos debido a la violencia que soldados estadounidenses en cada conflagración en que ha participado Estados Unidos desde la Guerra de Corea.

¡Imagínense! Como estadounidenses no tolerábamos ver cadáveres desde Vietnam regresar a sus casas, a pesar de que llegaban menos cuerpos y en un mayor lapso de tiempo. ¿Cómo podemos de una forma real y honesta ignorar lo que esta pasando en la casa de nuestros vecinos?

Llevo suplicándole a los gobiernos de Estados Unidos y de México, ya por varios meses, que aseguren las rutas de comercio y turismo, en donde la Carretera 40D forma parte fundamental, ya que conecta Monterrey, Nuevo León, y los puentes internacionales de la frontera entre ambos países en el estado mexicano de Tamaulipas. La inacción de ambos gobiernos ha tenido consecuencias devastadoras.

Aún mas lamentable es que, mucho me temo, hemos perdido nuestra ultima oportunidad al no incluir como una medida de seguridad la Carretera 40D, en las negaciones para obtener los votos necesarios para pasar el T-MEC en la Cámara de Diputados de Estados Unidos.

Muchas veces, solicité al Representante de Comercio para los Estados Unidos, Robert Lighthizeran, y al gobierno mexicano que consideraran incluir el tema de seguridad en el diseño del acuerdo, lo cual me fue negado, argumentando que el tratado era de comercio y no de seguridad. Yo argumentaría que temas de seguridad y comercio no son mutuamente excluyentes.

En el transcurso del debate y antes de votar para aprobar el T-MEC en la Cámara de Diputados de Estados Unidos, el 1 de diciembre hablé ante el pleno del Congreso y expresé la inseguridad que miles de turistas y transportadores viven todos los días mientras transitan la Carretera 40D intentando llegar a Texas, otros estados, Canadá o cualquiera que sea su destino final. Muchas personas quienes transitan la Carretera 40D temen por sus vidas, dados los casos de balaceras, secuestros, extorsión y matanzas que se han reportado por muchos años en esta carretera y cerca de puertos de ingreso en la frontera del lado mexicano.

La noche de ese 23 de diciembre, cuando el estadounidense, cuya identidad no ha sido revelada, fue asesinado en su automóvil, así como el caso del niño de trece años, y quienes no llegaron a su destino final, tristemente sus muertes se suman a la estadística de la violencia que ha consumido a México por mas de una década.

Desde mi reunión con el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonzo Durazo, en marzo del año pasado, continuamente les he insistido a ambos gobiernos, en la necesidad de incorporar garantías de seguridad con una línea de tiempo de implementación del programa que el gobierno de México propuso, el programa piloto Carreteras Seguras, que propone asegurar seis carreteras alrededor del país, incluyendo la Carretera 40D. Pedí al secretario Durazo que la incorporara el programa.

Estados Unidos ha invertido 3 mil millones de dólares con el fin de traer paz y seguridad a México a través de la Iniciativa Mérida y el presidente estadounidense Donald Trump públicamente ha dicho que está dispuesto y listo a ayudar a México si se lo piden.

Tengo que decir que si México, con o sin el apoyo de Estados Unidos, no actúa para asegurar la Carretera 40D en el lado mexicano de la frontera, será cuestión de tiempo para que otra persona muera, ya sea mexicana o estadounidense, dado la violencia insensata que parece ser la nueva norma.

Le suplico al presidente Andrés Manuel López Obrador tomar con seriedad el tema de seguridad y actuar consecuentemente por el bien de miles de personas de ambos lados de la frontera Estados Unidos-México, e incluso aceptar la ayuda de los Estados Unidos para poder resolver este problema pandémico.

La falta de acción por parte del presidente López Obrador será inaceptable, y dejará un impacto negativo en su administración y en Mexico.

Una vez más suena la alarma en ambos lados de la frontera. No seamos insensatos y fallemos al reconocer que ¡la amenaza más grande para un intercambio comercial prospero con México es la inseguridad!

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(El autor, diputado federal de Estados Unidos, representa al distrito 15 de Texas en el congreso de su país)