Distancia, la que embellece las cosas y las despeja.<br>

Julia Navarro

¿Mas, quién habrá que la distancia mida,<br>pues nadie como tú tanto me quiere,<br>y nadie como yo tanto te olvida?<br>

Lope de Vega

Nunca contradice a Andrés Manuel López Obrador. Cuando gente —hasta del propio gabinete federal— prefiere guardar silencio, ella sabe cómo hacerlo también, aunque a la vez expresarle su apoyo. Cada ocasión que se le requiere en Palacio Nacional, asiste; de cierta manera es su forma de mostrar aquiescencia a lo dictado y dicho por el titular del ejecutivo federal. Pero eso no le impide ser de las personas que no divide más a la ya de por sí fracturada sociedad mexicana.

Tal vez sea por lo anterior que llama la atención que no acudió la última vez que fue citada en Palacio Nacional —no era un evento de AMLO, pero sí de la administración presidencial. Hasta donde se sabe, le correspondía presentar programa y acciones que se cancelaron. Sin embargo le tocaba adicionalmente acompañar a López-Gatell en su tardeada en que da a conocer las cifras del COVID. No es la primera vez que se rumora que hay diferencias entre ellos en cuestión de percepciones y medidas. Se entiende que las haya.

Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la principal ciudad mexicana, como otros gobernadores y la gobernadora de Sonora contra la opinión federal han solicitado a la población el uso de los cubre bocas en todo lugar público. Pero no es lo único. Se opuso a llevar a cabo aquel último festival de Vive Latino, mientras que la SSA lo alentó. O aquella ocasión que en Palacio Nacional se afirmó que habría reanudación de actividades para el 1° de junio, pero ella presentó un documento en que marca otras etapas a seguir para integrarse la normalidad en la CDMX.

¿Su estrategia es más adecuada? No lo sabemos todavía, pero con las últimas cifras presentadas por Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad donde se argumenta que en la Ciudad de México el número de muertos imputables al COVID es mayor a los contabilizados por el gobierno federal, la decisión de la jefa de gobierno parece prudente.

Un tenue distanciamiento, pues. No del presidente de México —conste—, pero sí de la estrategia sanitaria. Sheinbaum no negó la información dada por esa organización y mandó hacer su propia validación autónoma de las cifras. Fue una manera muy política de marcar algo de distancia (la posibilidad de que haya diferencias en los datos; y no sería la única, pues hay otros gobernadores emanados de Morena quienes ya han señalado que la autoridad federal no da las cifras reportadas por ellos o no en su totalidad), pero sin entrar en un pleito.

En la política como en el béisbol, “no se acaba hasta que se acaba”. Esto es, nada es un hecho consumado hasta que así lo determina el “juez” o hasta que el último out ha sido cantado.

Y, en ese sentido, pareciera que Claudia Sheinbaum no quiere ser vista con aquellos que se sumaron a dar a conocer cuentas alegres antes de tiempo, sobre todo si las cosas terminan por resultar más negativas de lo planeado. En política hay que saber no enlodarse del cochinero de otros, ni pecar de más haciendo grilla y poca técnica. ¿Podrá, querrá Sheinbaum meter mayor distancia en esta relación en la crisis de la pandemia? No debe descartarse.

Por lo pronto, lo que es un hecho es que muchos preferimos escuchar a la científica de la UNAM que nunca ha inflado expectativas ni adelantado victorias en esta pandemia que a otras voces, si bien estas sean más... populares. E independientemente de que sea intención de CS, empieza a marcar “Susana Distancia” de ciertas directrices de la 4T. Se agradece procure cuidar a los ciudadanos, ejercer autoridad (sin llegar al abuso) y hacer conciencia de la higiene y de la responsabilidad cívica que debe haber en la población de la Ciudad de Mexico.

Al final las cosas serán favorables a las jefa de gobierno, quien por lo mismo —la invite o no el FCE a declamar en público— debe ir ensayando para responder a fuego amigo que pudiera presentarse el “A Gloria” del poeta cuyo verdadero nombre era Salvador Antonio Edmundo Espiridión y Francisco de Paula Díaz Ibáñez:

No intentes convencerme de torpeza<br>con los delirios de tu mente loca:<br>mi razón es al par luz y firmeza,<br>firmeza y luz como el cristal de roca.<br><br>Fiando en el instinto que me empuja,<br>desprecio los peligros que señalas.<br>«El ave canta aunque la rama cruja,<br>como que sabe lo que son sus alas».<br><br>¡Deja que me persigan los abyectos!<br>¡Quiero atraer la envidia aunque me abrume!<br>La flor en que se posan los insectos<br>es rica de matiz y de perfume.<br><br>Los claros timbres de que estoy ufano<br>han de salir de la calumnia ilesos.<br>Hay plumajes que cruzan el pantano<br>y no se manchan... ¡Mi plumaje es de esos!<br><br>

Salvador Díaz Mirón