Es la ciudad de la esperanza<br>Es un perro que nunca me alcanza<br>Que me tira la mordida<br>Mientras corro por mi vida<br>Es la trinchera que me convierte en fiera<br>Cárcel gigante, de millones de habitantes<br>Que no quieren saber nada de nada<br>Con el reloj, corriendo por sus venas<br>Y la vida que se va con tantas penas<br>Más aprisa el mundo se alista<br>Y va en el metro con tanto aprieto<br>Y a las mujeres les meten mano<br>Hasta en lugares que pa que te cuento<br>Y en la calle, el despapaye<br>Tráfico intenso, ambiente denso<br>Uno se pasa un alto<br>Otro comete un asalto<br>La gente amontonada<br>En los servicios y en la embajada<br>Y en las instancias de gobierno<br>Todas las colas son un infierno<br>Y no hay nadie que yo vea<br>Y no hay nadie que yo vea<br>Y no hay nadie que yo vea<br>Y no hay nadie que…<br>

Panteón Rococó, La ciudad de la esperanza

Rimbombante

Se anunció cuáles serán los municipios del país que podrán reiniciar actividades este lunes 17. Poco importó que un día antes se había registrado el mayor número de nuevos muertos e infectados en México de todo lo que va de la epidemia por el Covid-19. La decisión ya estaba tomada —y más importante, asegurada ante la opinión pública desde hace días—: serán 269 municipios diseminados en 15 estados de la República.

El rimbombante nombre con el que se bautizó su renacer fue: ¡municipios de la esperanza! Término absurdo, además de condenatorio del resto del territorio nacional donde, obviamente, no se podrá retomar actividades por ahora.

Así, solo poco menos del 2% de la población nacional podrán retornar a sus quehaceres. La razón: ser “autosuficientes” y no ser vecinos de ningún municipio que tenga contagiados registrados. Para quienes tomaron la decisión, poco importó que el Covid haya demostrado ad nauseam que no respeta fronteras. ¿Cómo evitar que los habitantes de municipios cercanos se trasladen a estos otros a realizar labores, visitas o compras y a su paso generen contagios? ¿Cómo controlar que no suceda lo inverso? Y antes, ¿cómo sabe la autoridad que esos municipios son inmunes al virus? Eso no importa. La autoridad da por descontada la movilidad de las personas. Extraño silogismo basado en arcaicos secretos y no en las pruebas de detección que deberían ser usadas por los miles...

Ni servicios básicos

Se pueden barruntar algunas suposiciones al respecto: son municipios tan pobres que no cuentan con hospitales y centros de salud; no tuvieron, por tanto, pruebas de detección del Covid, ni forma para identificar infectados y, con ello, tampoco casos de contagio registrados. ¿Que hubo (hay) enfermos? Fácil, se les indica ir a otro municipio para ser atendidos... y registrados como sintomáticos. Con el registro de muertes, cuando este se hace, sucede lo mismo.

Una vez más estamos atestiguando una chunga por parte del gobierno, solo que ahora con un nombre vacuo que tan solo deprime al resto de los “desesperanzados”.

Se puede comprender (y hasta apoyar) la apertura gradual de las industrias de la construcción, minera y automovilística. La economía no aguanta mucho más estar frenada. Dada la integración en ciertos procesos de fabricación (que en México deben de seguir los tiempos estadounidenses) y el impulso de nuestros socios comerciales, quienes ya reinician la producción de autos, se hace necesaria la medida. Pero abrir municipios donde no se cuentan con materiales y protocolos mínimos de protección...

Es una burla llamar municipios de la esperanza a lugares donde faltan los servicios básicos. Es también una charrada hablar de apertura cuando sabemos que la economía y la actividad productiva que representan esos 269 municipios es cercana a cero. En otras palabras, abrir o no abrir actividades en esas zonas da prácticamente lo mismo.

Para los memoriosos, López Obrador decía que la Ciudad de México era “la ciudad de la esperanza”. Ahora abreva de su pasado político y llama así a los mencionados municipios. Olvida que esa “ciudad de la esperanza”, retratada magistralmente por Panteón Rococó, esboza una capital donde la esperanza solo existe en el apelativo y nada más. Lo mismo sucederá con los municipios y, lo que es peor, muchos dejarán de serlo debido a que se abren al trajín sin medidas de prevención pertinentes.

¿La "gira de la esperanza"?

¿Pensará ir a dichos municipios en gira Andrés Manuel? Seguramente; ahí está una parte de la clientela a la que están dirigidos los programas “sociales” de la 4T. Pero ojalá me equivoque pues, más allá de que en realidad estén libres del Coronavirus o no, el ejecutivo federal debería cuidarse y cuidar de la población de dichos municipios (sabemos que no solo asistiría él, sino también todo su equipo de trabajo, en el que ya hay casos de contagios).

Ante los pocos vuelos, ¿pensará utilizar el avión presidencial y aprovechará para promover su rifa? Ya se había fantaseado en los medios con tal posibilidad, pero nadie pensó que pudiera hacerse realidad. Otra vez la realidad se está imponiendo a la ficción.

La esperanza que se necesita

En realidad, esperanza sería saber que el gobierno dejará de vapulear a todos quienes no comulgan con sus ideas. Que permitirá realizar todas las pruebas —y más— que detectan el contagio, pero también la inmunidad al Covid. Esperanza sería saber que se aplican un número masivo de pruebas y no se calcula todo al tanteo.

Habría algo de esperanza si la 4T aceptara escuchar las 68 propuestas del CCE para activar la economía. Eso y trabajar en equipo con los empresarios para que no cierren sus negocios y no se pierdan fuentes de empleo.

El “rayito de esperanza” (AMLO, 2004), al igual que los empleos formales y bien remunerados, no existen por decreto. Esperanza supone confianza. Pero el diario actuar de la 4T y la desaseada forma de enfrentar la pandemia no generan confianza alguna. La duda e incertidumbre son hoy más fuertes que nunca, pues ni siquiera queda la “esperanza” de que López Obrador quiera escuchar otras voces y trabajar en coordinación con ellas. Sus discursos, apelaciones y promesas, al igual que definir unos municipios como “de la esperanza” son una tomadura de pelo.