-¿Cuál es el colmo de un chiste?<br>​-Morirse de risa.

 

Siguiendo con uno de los temas que me han ocupado en los últimos días: la deformación del concepto de ciudadanía y la indefensión de los mexicanos ante el crimen, se suma un nuevo episodio. Se trata de la recuente mala noticia para los usuarios de los 56 principales aeropuertos del país.

La SCT y la GN, a solicitud de Gobernación, realizará operativos para evitar que, desde plataformas como Uber y Cabify, se pueda cargar pasaje en las terminales aéreas y otros centros de actividad federal. De ese tamaño es la más reciente concesión acordada por Segob al Movimiento Nacional de Taxistas.

La justificación además de falsa es ridícula. Un “garantizar el respeto a la regulación para zonas federales”, pisoteando con ello el respeto a los derechos de los ciudadanos a un transporte seguro, limpio, conveniente y a precios de mercado...

Si lo que se argumenta es que las unidades de los servicios de taxi vía plataforma no cuentan con permisos del orden federal, ya vendría siendo tiempo de concedérselos de forma transparente y expedita (lo cual por cierto no ocurre con los taxis concesionados por la SCT).

¿Utilizar a la Guardia Nacional para realizar operativos que impidan que los prestadores de servicios de aplicaciones carguen pasaje en los aeropuertos? ¡Escandaloso! Las fuerzas del orden al servicio de las mafias del poder (ahí sí aplica el término con todas sus letras). El colmo de los colmos, y ni siquiera es chiste.

¿Competencia ilegal de las plataformas digitales? Más bien el monopolio desleal de los taxistas consecionados protegidos y actuando al amparo de la autoridad. Y no es por intrigar, pero como que ya van varias francas claudicaciones al hilo realizadas por parte del subsecretario de Gobernación, Ricardo Peralta, que no hacen otra cosa más que evidenciar que la ciudadanía (su derecho a la movilidad) ocupa el último lugar en las prioridades de la administración federal. Y cabe la pregunta: ¿para quiénes se trabaja en el gabinete presidencial? ¿Quiénes son los amos de la gestión gubernamental?

La respuesta es evidente cuando los mexicanos volvemos a caer en manos de las mafias de los taxistas que ofrecen un servicio malo y caro. Un atentado a la libre competencia el que como usuario no se permita elegir el servicio de transporte.

La indefensión del ciudadano; la derrota ante la clientela electoral y la presión política en la que esta se ha convertido. Con una diferencia no menor dentro de la  4T: hacerlo públicamente, a plena luz del día, sin ningún intento por ocultarlo.

Un nuevo precedente en el doblegarse ante las demandas que no se sustentan en lo económico ni en lo legal, y que, eso sí, se presentan bajo amenaza. Primero los reclamos de la CNTE; luego los de la Policía Federal y los transportistas; más adelante por parte de normalistas y provocadores infiltrados en protestas; y ahora de taxistas que chantajean con sus posiciones.

¿Al menos la secretaría de Gobernación acordó que bajaran sus tarifas y mejoraran su servicio producto del monopolio que detentan? No, obvio no. Eso sí sería demasiado pedir...