¡Ay, Jalisco no te rajes!<br>Me sale del alma gritar con calor<br>Abrir todo el pecho pa' echar este grito<br>¡Qué lindo es Jalisco, palabra de honor! …<br>
Jorge Negrete
Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra… elegisteis el deshonor, y ahora tendréis la guerra.
Winston Churchill
De lengua me como un taco
Para eso me gustaban, puro jarabe de pico, para al final doblar las manitas. Los gobernadores panistas quienes habían dicho presentarían una propuesta para mejorar el INSABI o hacer algo alternativo, a la mera hora no se defendieron ni tantito. Muy gallitos, muy gallitos, pero cuando de verdad importaba, se rajaron.
Según se lanzó el INSABI, sin reglas de administración y una pésima operación, los gobernadores panistas se presentaron como los salvadores del sistema de salud (o ya de a perdis del seguro popular) y dijeron que a eso ellos no le entraban. Todo para que, al final, terminaran firmando los acuerdos con el gobierno federal para instrumentar el INSABI en sus estados.
Peor que los priistas, si cabe, pues los tricolores ni hicieron olas, ni presumieron ser diferentes y se sumaron sin aspavientos. Pero los panistas que dijeron ser de oposición, demostraron todo lo contrario: con la cola entre las patas terminaron. Ahora se entiende porque, ante la firma de los priistas, guardaron sepulcral silencio.
¡Que Dios nos agarre confesados!
Menos mal que los gobernadores blanquiazules presumieron de un frente común. Imaginemos cómo se hubieran comportado sin el mismo... Ahora, además de contar con un PRIMOR, tendremos a los gobernadores de “oposición” actuando de mejores aliados de López Obrador y ver quién de ellos se lleva mayores beneficios.
No se esperaba menos (¿o será más?) del PRI, que nunca ha sabido ser oposición. Pero del PAN, que se forjó en la brega diaria para obtener el voto y vencer la maquinaria del Estado, sin duda se deseaba otra actitud.
Aunque, quizá, una vez probadas las mieles del poder, se puede adivinar porqué ahora quieren continuar sin tener los problemas de crear mayores tasas recaudatorias en sus estados.
Sin embargo, sean gobernadores de “oposición” o morenistas, lo cierto es que al acordar firmar el INSABI como se plantea es ceder la facultad que tienen como entidades federativas de otorgar servicios de salud (y, claro, repartir los dineros).
Los perdidos con sus pérdidas
Naturalmente, tiene ventajas y desventajas. Las primeras en términos monetarios para los estados, pues seguramente el gobierno federal no les daría los mismos recursos que hasta ahora se les otorgaba conforme al ramo conducente.
Entre las desventajas es ceder la infraestructura de salud en sus estados y con ello también parte del federalismo a un poder centralista. No es la primera vez que se observa y no solo en este gobierno, pero se esperaba algo diferente, más cuando presumieron los panistas que así sería.
Deseo por todos nosotros que el INSABI supere este periodo de despegue y llegue a ser el servicio de salud requerido por todos los mexicanos, gratuito en su totalidad. Pero si esto no llega a suceder, no debemos olvidar que los primeros que lo permitieron y avalaron fueron 23 gobernadores, más allá de su partido o ideología. En caso de que no funcione, ninguno de ellos podrá (o deberá) culpar al gobierno federal de los problemas que pudieran surgir en el INSABI.
A sabiendas de las deficiencias que presenta el INSABI, los gobernadores de todos los partidos prefirieron adherirse al mismo, antes de anteponer razones verdaderas y con fundamento de la
situación caótica que este ha generado. Ante lo cual cabe: “os dieron a elegir entre el deshonor y el reclamo ciudadano… elegisteis el deshonor, y ahora tendréis el reclamo ciudadano”.