“Mi forma de verlo era así: Me parezco más a Eddy que a David, y más a Eddy que a David, y más a cualquiera de los dos que ellos entre sí ¿eso tiene sentido?”<br>

Robert Shafran

Ayer, Paul Krugman, premio Nobel de Economía, publicó una dura crítica a Donald Trump en el diario The New York Times. Cuestiona el mal manejo doble —esto es, de la pandemia y de la economía— del mandatario estadounidense.

Ese texto, sin embargo, cuadra casi a la perfección si uno quisiera referirse al presidente AMLO. Bastaría sustituir con “López Obrador” donde dice “Trump”, y bien lo podría haber escrito cualquier columnista o economista en México.

¿No lo creen? Hagamos un intento:

√ Afirmemos, como lo hace el economista estadounidense sobre su gobierno, que si algo ha caracterizado a la Cuarta Transformación, al menos en materia del combate a la pandemia del COVID-19, han sido las diarias conferencias del coordinador de la estrategia, el doctor Hugo López-Gatell. “Diálogos” diseñados para dar confianza a la población, pero que no son más que claras ilustraciones de los “delirios y el pensamiento mágico” que han marcado cada paso de la respuesta de esta administración, produciendo “un desastre político épico”. En nuestro país, al igual que lo ha dicho Krugman para los EEUU, “tenemos una recuperación que se desvanece y una pandemia en furia” y unos encargados federales en salud que hablan desde hace ¡dos meses! de una curva aplanada que no es tal. La más reciente treta para ocultar sus incompetencias (el hecho de que el incremento en casos no se ha estabilizado), y de paso intentar crecer políticamente a costa de la “adversaria” mejor posicionada, el subsecretario y su equipo señalan que los casos de defunciones y contagios en la CDMX han sido siempre tres o cuatro veces los dados a conocer... Total, que finalmente se reconoce lo que por tanto tiempo se negó; siempre que, claro está, la raspada resulte la autoridad local....

√ ¿O qué tal si hacemos notar, como lo hace el texto en el NYT, que estos funcionarios y no pocos partidarios de AMLO (quienes aceptan sin chistar todo lo que él y su gabinete dice), osan argumentar que el aumento en los casos se explica porque —finalmente— han permitido que en varias entidades se hagan más pruebas de detección del virus? Estarían equivocados, igual que los fanáticos seguidores de Trump, pues el número de casos de contagio en México ha crecido en una proporción mucho mayor a lo que lo han hecho las pruebas... Tenemos ¡6,741 contagios en un día!

√ También, en voz de Paul Krugman, al igual que a su homólogo norteamericano, aquí se le ha dicho a AMLO hasta el cansancio que debe dar ejemplo a la población de previsión y precaución frente a posibles contagios. Sobre todo, que si no se toman en serio dichas medidas de contención, una nueva escalada del virus (allá en Estados Unidos se habla de rebrotes) es perfectamente esperable durante la reapertura de actividades/retorno a la “nueva normalidad”. Pero si en aquel país Trump habla de “transitar hacia la grandeza” y se hace caso omiso a que la reapertura prematura sería contraproducente incluso en términos económicos, aquí nuestro titular del ejecutivo habla de salir a las calles, de que no habrá una nueva ola de contagios, de haber domado la pandemia, de lo que ha sido un “magnífico” comportamiento social, de que “sólo” se perdieron 80 mil empleos y de que no se perderá ni uno más.

Insisto, al artículo de Paul Krugman en el rotativo estadounidense se puede sustituir para cuestionar igual a un mandatario u otro, y la validez y pertinencia del mensaje serían básicamente las mismas.

Y justamente por eso podemos anticipar los objetivos que persiguen ambos presidentes al reunirse próximamente, pero también de entrada ya podemos saber que la visita de López Obrador a la Casa Blanca en los Estados Unidos no le va a redituar a Trump suficiente “capital” para recuperar impulso y ganar la reelección. Al mismo tiempo, cada vez queda más claro y da poco margen para las dudas, que ir a EEUU y enfrentar a Trump no le conferirá suficiente oxígeno a AMLO para asegurar la victoria de Morena en el 2021.

Vale la pena decirlo porque, finalmente, para los dos presidentes se trata de apuestas en ese —y en ningún otro— sentido. Estimo que ambos perderán su quiniela.