“El país envuelto en violencia, la economía estancada, el presidente pasando charola a los empresarios... Y la oposición eufórica” porque con tecnología se burla del presidente<br>

Mario Campos

Tiene razón Mario Campos al señalar que, en la política nacional, de los dos extremos que nos “cortejan” todos los días a nosotros como ciudadanos, no hay a cuál irle. Las decisiones del gobierno federal y las respuestas de la oposición, ambas igual de cortas, desmemoriadas y fuera de la realidad que atraviesa nuestro país. Eso sí, de dientes pa’ fuera llenas de enjundia y pasión para anunciarlas; pero insulsas, vacuas y en el fondo tan intrascendentes como el Día de San Valentín.

Lo mismo para el pase de charola en Palacio Nacional, ni a cuál irle; ni a los empresarios ni al presidente. Porque para recaudar dinero existen las instancias de beneficencia pública y el ejecutivo federal no es una de ellas, y lo mismo para el comportamiento lastimoso y de pena ajena de los empresarios que no dijeron ni pío de lo que se les pedía. Vamos, ni siquiera para sugerir que ellos podrían comprar los insumos médicos necesarios a mejores precios sin que hiciera falta dar tantas vueltas vergonzosas.

Estamos viviendo una realidad donde los actores de uno y otro lado han perdido sentido de lealtad y de amor por México.

Una donde resulta más fácil, gracioso y llamativo referirse al contrario por adjetivos escatológicos y coprológicos, en lugar de señalar aciertos y errores. Vamos, necesitaríamos a un moderno Hércules para limpiar las cuadras de Augías en las que se han vuelto las redes sociales con tal cantidad de boñiga y excremento.

Es necesario cambiar el vocabulario. Dejar de sobajarnos entre mexicanos y desechar el insulto y la palabra soez; sustituirla por una, si no de amor y amistad, sí al menos correcta y constructiva.

Es válido y necesario disentir, pero no para caer en el uso detrito de un léxico por demás limitado. El insultar invalida cualquier crítica por cierta que sea.

Tomemos por excusa hoy, día del Amor y la Amistad, y mostremos nuestro repudio a la inmundicia porfiada, y centrémonos en señalar los verdaderos problemas y exigir, además de contribuir, a solución para los mismos.

Tal vez, con un poco de empeño, podremos lograr lo que la ciudadanía logró en Twitter en recuerdo de Ingrid Escobedo: por un día, dicha red social se llenó de imágenes hermosas, para desterrar las imágenes violentas filtradas sobre la muerte de la joven. Se podría hacer algo parecido. Exigir sin denostar. No caer en un vocabulario escatológico digno de retretes. Una y otra parte. Entonces, y solo entonces, podremos comenzar a considerar verdaderamente a cuál irle.