El día de hoy, martes 13 de agosto, amanecimos con una noticia bomba, un juez polémico, Felipe de Jesús Delgadillo Padierna, determinó prisión preventiva en contra de Rosario Robles al vincularla a proceso por un delito que, a decir, está tipificado como menor.

Más allá del tema procesal y los elementos de la defensa o de la FGR para encarcelarla, surgen muchas interrogantes acerca de las motivaciones y alcances políticos de este juicio, el cual no se puede analizar solamente por la famosa Estafa Maestra, sino por el contexto en el que se desarrolla.

 

Rompimiento del Pacto de impunidad

Desde el inicio de la administración de AMLO se ha mencionado en repetidas ocasiones la existencia de un supuesto “pacto de impunidad” fraguado entre el entonces presidente Peña Nieto y el actual mandatario Andrés Manuel López Obrador.

El pacto tomó credibilidad con las declaraciones del presidente de que habría “borrón y cuenta nueva” y, a partir de entonces, se empezó a especular sobre cómo se llegó al acuerdo, que Peña hizo el trabajo sucio en contra de Ricardo Anaya, que Peña sacrificó a su candidato, José Antonio Meade, a cambio de impunidad, entre otras hipótesis.

Al principio, el pacto parecía mantenerse con la Gran Estafa, Odebrecht y Emilio Lozoya, el aeropuerto, el Tren Interurbano México-Toluca y porque ante todas las acusaciones de la terrible corrupción que se había presentado en la administración pasada, nada se movía, parecía que se cumplía lo dicho por el presidente de “borrón y cuenta nueva”.

Sin embargo, tal parece que ahora el pacto se rompió luego de que se conociera una fuerte ofensiva en contra del exdirector de Pemex, Emilio Lozoya, quien, hasta la fecha, aún no pisa la cárcel y ahora con prisión preventiva en contra de Rosario Robles.

Peña Nieto, el villano

Entre las hipótesis que surgen en todo este entramado, está la de responsabilizar a un solo culpable, a Enrique Peña Nieto. La constante de esto es clara, los indiciados, Emilio Lozoya, Javier Duarte de Ochoa, Rosario Robles han responsabilizado de todos sus males al expresidente Enrique Peña Nieto.

Emilio Lozoya responsabiliza a Peña y a Luis Videgaray: Desde que salieron las órdenes de aprehensión contra Emilio Lozoya, su abogado, Javier Coello Trejo responsabilizó de todo a Enrique Peña Nieto y al ex secretario de Hacienda, Luis Videgaray, incluso insistió en que se citara a declarar al expresidente y al ex titular de Hacienda, incluso el abogado salinista, anunció que publicarían un video en el que “darían a conocer todo” refiriéndose a Peña y Luis Videgaray como los responsables de haber saqueado a Pemex.

Javier Duarte responsabiliza a Peña: Curiosamente, por las mismas fechas en el mes de julio pasado, reapareció en medios el ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, quien se encuentra preso en el reclusorio Oriente. El exgobernador aseguró que su detención y extradición fue un montaje orquestado por el gobierno de Enrique Peña Nieto, comentó que “Pronto voy a salir libre y pronto va a salir a la luz todo este circo, todo este montaje que armaron, todas estas pruebas que fabricaron en mi contra, que meramente fue un show mediático para lincharme”.

Rosario Robles responsabiliza a Peña y a Meade: En un tono poco menos fuerte, la ex secretaria de Sedesol, también se quiere lavar las manos con el villano favorito, Enrique Peña Nieto. Según las declaraciones de Rosario Robles ante el juez, ella informó al presidente Peña Nieto y José Antonio Meade sobre las irregularidades que venían haciendo algunos de sus subordinados por diferentes vías: en giras de trabajo, en reuniones de gabinete y hasta por el teléfono rojo.

Meade

No es la primera vez que Rosario Robles pretende involucrar a José Antonio Meade en la Estafa Maestra y así, tal vez, buscar venganza de quien destapó en gran medida las irregularidades de su antecesora.

Desde que el excandidato presidencial asumió Sedesol de manos de la hoy presa en Santa Marta, se dieron a conocer una serie de irregularidades que se detectaron en el Acta de entrega-recepción por lo que se fincó proceso y responsabilidad a más de 460 empleados de los cuales muchos fueron inhabilitados por el entonces secretario, José Antonio Meade.

Y hablando de venganzas, no se puede olvidar que, siendo presidenta del PRD, Rosario Robles por andar enamorada de Carlos Ahumada descuidó su operación “cochinito” para la campaña de 2006 y salieron a la luz diversos videos donde se vio a René Bejarano, entonces secretario particular del Jefe de Gobierno, y a Carlos Imaz, Delegado de Tlalpan “pasar” por recursos en efectivo con el supercontratista argentino Carlos Ahumada.

Esto igual sigue en el imaginario de algunos importantes integrantes de la 4T que durante mucho tiempo tuvieron que estar a salto de mata.

Circo mediático en contra del Poder Judicial

Para nadie es un secreto la inconformidad de AMLO contra el Poder Judicial.

Desde el inicio de la administración ha mantenido diversos desacuerdos y desencuentros, que van desde el salario de los jueces, hasta una serie de resoluciones que han impactado en diversos cuestionamientos de ambos lados. Unos acusan al presidente de querer invadir la autonomía del Poder Judicial y el presidente acusa, la existencia de una terrible corrupción en ese Poder.

Tan sólo con el juez del caso de Rosario Robles, Felipe de Jesús Delgadillo Padierna AMLO tuvo un importante debate con motivo de la detención del hijo de “el Ojos”, el narcotraficante muerto en Tláhuac.

En el mes de julio, justo en medio de la polémica del juicio de Emilio Lozoya y de la aparición de Javier Duarte, el presidente lanzó una nueva y fuerte ofensiva contra el Poder Judicial, al declarar que el Poder Judicial quiere tomar atribuciones que no le corresponden como el permitir a órganos autónomos no aplicar un tope salarial.

Dentro de ese debate sobre el papel del Poder Judicial, el abogado de Emilio Lozoya, Javier Coello, confirmó su desconfianza asegurando que protegía las asistencia a las audiencias de su cliente, el ex director de Pemex, ya que de lo contrario, lo más probable, es que le impusieran una medida cautelar y quedara detenido, a pesar de ser un delito no grave por el que se le acusara.

Pues bien, la premisa de Coello se cumplió, pero no en su cliente, sino en Rosario Robles, quien compareció y finalmente en prisión preventiva.

Depende de lo que decida el juez en los procesos de Lozoya, Robles, Duarte y demás si quedará sumido en la desconfianza, en criterios de análisis políticos y mediáticos y no en términos jurídicos, lo que al final abriría el espacio para una reforma del Poder Judicial por la que pueda quedar supeditada a otro Poder.