Después de 70 años del PRI y de 12 años del “cambio” del PAN, es evidente que la población quiere algo diferente.

 

Como consecuencia los candidatos presidenciales de los anteriores partidos se muestran como alternativas.

 

El PAN se aferra a la presidencia y debido a que ya no se puede presentar como la alternancia, su candidata es una mujer.

 

Josefina Vázquez Mota se muestra a sí misma como la mujer que ve por las mujeres mexicanas y quiere que se piense que una mujer gobierna de manera diferente.

 

Vázquez Mota aprovecha el éxito conseguido por otras mujeres presidentas en el mundo como Angela Merkel, Cristina Fernández, Michelle Bachelet, Dilma Rousseff y otras.

 

La candidata blanquiazul tiene como antecedentes haber sido secretaria de Desarrollo Social y secretaria Educación Pública, áreas en las cuales el progreso nunca llegó.

 

Como diputada su asistencia a las sesiones fue casi nula, al igual que sus aportaciones.

 

La razón de su postulación es por el simple hecho de ser mujer y el cambio que para una gran parte de la población eso representa.

 

 El PRI deseoso de regresar a los Pinos tiene como candidato a Enrique Peña Nieto que lo único innovador es que es más joven que los presidentes priistas pasados y que ha convertido su vida política y pública en una telenovela.

 

Se pretende engañar al electorado con su apariencia y aprovechándose de la lamentable situación por la atraviesa nuestro país, argumentando que “antes estábamos mejor”.

 

Él argumenta que no es de la vieja escuela del PRI y que su partido se ha rejuvenecido para enfrentar los retos del presente.

 

Sin embargo, sus entrevistas y declaraciones dejan mucho que desear sobre quien lo asesora, su equipo de trabajo y su pensamiento político.

 

El PRD busca su oportunidad para llegar a la presidencia, puesto que nunca ha ocupado.

 

Por lo tanto la única forma de juzgar a Andrés Manuel López Obrador es por su trabajo como jefe de gobierno en el Distrito Federal.

 

Los habitantes de la capital tendrán que hablar por los resultados conseguidos por el que fue su jefe de gobierno e infundírselo al resto del país.

 

De esta reflexión se desprende la pregunta, ¿realmente sabemos distinguir lo que es un verdadero cambio?