En Netflix se encuentra el largometraje “Vaquero de Mediodía”, del periodista y director Diego Enrique Osorno.

Es el fascinante relato de la búsqueda de Samuel Noyola, considerado el mejor poeta de su generación; al menos así lo bautizó Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura y director de la revista Vuelta, en donde colaboró.

Tengo el gusto de conocer a Osorno y de haberlo visto crecer periodísticamente hablando; “Oaxaca Sitiada”, su libro de 2007, es una lectura obligada para saber redactar crónica, no solo en papel, sino de manera multimedia.

Durante la búsqueda de Noyola, Osorno dialoga con varios rostros conocidos en la cultura regia: Gabriel Contreras, el excelso autor de libros policiacos Eduardo Parra, la activista ecológica Paz Flores, la ex diputada y ex senadora Marcela Guerra, así como personajes centroamericanos y capitalinos con quienes Noyola alguna vez interactuó y dejó sus poesías… a cambio de cervezas, comida o pasar la noche en un cuarto o vehículo.

Como ocurre con un periodista, la poesía no se genera en un trabajo seguro de siete horas diarias más un día de descanso; los versos, o por lo menos su inspiración, se encuentran en las calles, en los árboles, en las piedras, en los basureros… en las montañas, en la contemplación del firmamento.

Los genios son los últimos en disfrutar su legado, como un Van Gogh o un Manuel Acuña; Samuel Noyola cae en esta categoría, como un vate rebelde. ¿Sigue vivo? Muchos lo afirman. ¿Habrá muerto? No se ha confirmado lo anterior, ni en fosas comunes.

Por lo pronto, dejemos que el director ganador del Ariel nos lleve de la mano para buscar juntos al “Vaquero de Mediodía”, con todo y referencia obligada al largometraje estelarizado por Jon Voight y Dustin Hoffman.