Una noche oscura sin luna descubrí que las ramas gruñen cuando las pisan. Levanté la cabeza, desee fueran más grandes y puntiagudas mis orejas, solo escuché los hilos del viento en el bosque.
Aticé la fogata con un leño temiendo fueran lobos escondidos; de la brillante luz del fuego, dos lenguas me parecieron figuras humanas de brujas abrazadas, extrañamente vestidas: una con ropajes persas, la otra con mantos de los dorios.
Alcé la vista.
La vía láctea.
Me dije, fingiré ser un pájaro y me iré volando, me iré volando.
– No lo harás
Escuché burlonamente dentro de mí.
Las estrellas estallaron en el cielo negro, parpadeando se fueron muriendo...
Me puse de rodillas, acerqué mis manos al fuego. Todo se calmó.
J A Dorbecker
@PepetonD