El Gobierno de Felipe Calderón Hinojosa, decidió en 2008 la construcción de una ciudad turística bajo el esquema de Centros Íntegramente Planeados (CIP), en Escuinapa, Sinaloa que lleva por nombre Playa Espíritu, sin embargo el proyecto desde un principio estuvo mal administrado lo que ocasionó pérdidas millonarias para el erario así como para algunos inversionistas.

Cabe destacar, que el complejo turístico fue encargado al Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), institución que elaboró el plan y llevo la ejecución del mismo. .

El proyecto inició mal desde que el expresidente puso la primera piedra en septiembre 2008, ya que de forma ilegal se inició la obra sin ningún tipo de permiso ambiental, y en medio de protestas de grupos ecologistas, que señalaban que la construcción ponía en riesgo al sistema de humedales más importante del Pacífico mexicano, lo que provocaría problemas en las actividades productivas de la zona.

En 2009 se asignó a dicha construcción del complejo turístico 5 mil 225 millones de pesos del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), cifra que contrasta con los 12 mil millones de pesos que se notificó que valía el proyecto.

Según información de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), la construcción del CIP comenzó sin autorización en materia de impacto ambiental.

Inicialmente el plan turístico fue conocida como Costa Pacífico, y estaba planeado para arrancar desde el 2009 y terminaría luego de 10 etapas en 2025. Estaría formado por casi 44 mil cuartos de hotel y condominios, tres campos de golf y dos marinas.

Fonatur compró los terrenos donde se instalaría el complejo al exgobernador de Sinaloa Antonio Toledo Corro, con un valor de 119 millones de dólares, dinero que salió de esa misma institución y de un préstamo otorgado por el Fondo Nacional de Infraestructura (Fonadin), a pagar en veinte años.

Para el desarrollo del proyecto en playas sinaloenses, el Fondo Mexicano de Fomento al Turismo, adquirió un primer préstamo de 400 millones de pesos a Banco Inbursa.

La institución que dirige actualmente Rogelio Jiménez Pons, solicitó un segundo préstamo a Banobras por 800 millones de pesos. Sin embargo, las altas tasas de interés y los plazos cortos en los que se negoció el pago, llevaron a Fonatur a pedir dos créditos más a las instituciones bancarias, lo que desembocó en un adeudo de alrededor de 4 mil 600 millones de pesos.

El plan de Playa Espíritu original tuvo cambios en 2011 debido a que Fonatur que en ese entonces era dirigido por Miguel Gómez Mont y la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), decidieron autorizar únicamente una de las 10 fases del proyecto, reduciendo a solo 10 mil el número de cuartos y nueve hectáreas de superficie hotelera, con un solo campo de golf y dos marinas, es decir, el complejo turístico se contrajo en un 70 por ciento.

Hasta el 2012 el CIP en playas de Sinaloa, recibió recursos a través del Presupuesto de Egresos Federal, lo otorgado fueron 3 mil 467 millones de pesos, lo que representaba el 66 por ciento de los recursos del total del proyecto estimados en ese año; sin embargo, con ese dinero apenas se construyó obra básica y no se le pagó a varios constructores.

En una investigación del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), se observó que Fonatur asignó al proyecto varios contratos muy cuestionables y por adjudicación directa, como el otorgado al michoacano Esteban Brito Chávez por más de 4 millones de pesos; así como otro de 1 millón 477 mil pesos a la empresa española Unika Diseño, con el objetivo de crear el interior de un hotel, cuando hasta la fecha no se ha construido ningún edificio.

Lo que pretendía ser el nuevo Cancún en las costas del Pacífico, resultó ser un fracaso ya que a 12 años de haber iniciado el proyecto, los avances son mínimos y el dinero gastado en la obra afectó negativamente las finanzas de Fonatur.

Héctor Gómez Barraza, quién fue director de Fonatur en el sexenio de Enrique Peña Nieto, comentó que a causa de las malas decisiones que se habían tomado en la institución en diciembre del 2012, el Fondo tenía una deuda de 4,462.8 millones de pesos (integrada por créditos con Banobras-Fonadin, Banobras, Arrendadora Banobras, Inbursa y Banco Interamericano de Desarrollo).

La inversión hecha por el Fondo Nacional de Fomento al Turismo, en Playas Espíritu , provocó que casi quebrara la institución gubernamental, por lo que está tuvo que pedir en 2014 un préstamo a la Banca de desarrollo para reestructurar su deuda.

Banobras entregó a la institución que fomenta el turismo, un crédito por 4,048 millones de pesos lo que permitió a está liquidar adeudos; aunque se estima que todavía quedan 600 millones de pesos pendientes por pagar.

El préstamo fue a un plazo de 20 años y en condiciones preferenciales para el órgano que hoy también tiene el compromiso de la construcción del Tren Maya.

La fuente de pago del crédito fue garantizada por los ingresos del Derecho de los visitantes sin permisos para realizar actividades remuneradas, que ingresan al país con fines turísticos (DNR), que cobra el Instituto Nacional de Migración además del 50 por ciento de la venta de lotes del inventario de terrenos.

El presidente Andrés Manuel López Obrador, comentó en la conferencia mañanera del 7 de marzo del 2019, que plantea vender los terrenos del proyecto de Playa Espíritu, a los que calificó como otra transa de Felipe Calderón, para desarrollar el nuevo Mazatlán.

El jefe del ejecutivo acusó que durante el sexenio del esposo de Margarita Zavala, el entonces director de Fonatur, compró el terreno al exgobernador de Sinaloa, Antonio Toledo Corro, por 120 millones de dólares, cuando la obra era inviable.

El complejo turístico en playas de la Costa del Pacífico, es un fracaso con millones de pesos perdidos y para muchos grupos ambientalistas este proyecto es un escocido. Hasta el momento no se sabe en qué se gastó tanto dinero y no se ha abierto una investigación.

Las malas decisiones de la administración calderonista siguen afectando a la economía mexicana.