En esta elección, que quede claro, no compiten Enrique Peña Nieto, Andrés Manuel López Obrador y Josefina Vázquez Mota.

Según apuntalan las encuestas, la elección podría ser de tres o sólo de dos, pero hay un puntero indiscutible: Peña.

En abril-mayo se resolverá si Josefina y Obrador están en la pelea o ya no tienen nada qué hacer frente a la maquinaria priista, que deberían temer.

Pero a mí lo que realmente me asusta, me da miedo, es Felipe Calderón Hinojosa.

En 2006, demostró que su límite era el “haiga sido como haiga sido”. Y ahora, según desvela en sus más recientes declaraciones sobre las encuestas –haya mencionado nombre de candidato o no- Calderón está metido en la contienda y es uno más.

Que quiten ya a Josefina Vázquez Mota de la contienda, porque ella no compite (aunque sí, es factor).

En la boleta electoral deberían de estar Enrique Peña Nieto, Andrés Manuel López Obrador y… Felipe Calderón.

La del primero de julio es –disfrazadamente- su reelección.

Como buen panista, tiene marcado un odio hacia el PRI y para nada le gustaría entregarle la banda presidencial a un tricolor.

Viene “lo bueno”, señoras y señores.

El chisme, el mitote, los trapitos al sol, la guerra sucia, los zafarranchos…

Todo lo que hayamos visto antes será una uña del monstruo que veremos a continuación.

En cuanto comiencen las campañas, se soltarán toneladas de lodo.

Los ciudadanos en medio, claro.

Ellos –una generación políticamente fracasada- en lo suyo: el poder.

Si yo fuera Peña Nieto, comenzaría a temerle a Felipe Calderón. No tiene límites, no tiene mecha, no tiene pudor.

Josefina puede irse de vacaciones, de subirla en las encuestas se encargará –silenciosamente- Felipe Calderón.

Andrés Manuel, qué le diré yo, que siga en lo suyo, un proyecto noble, que ya decidirán los mexicanos que voten si lo tiran a la basura o no.

Y Gabriel Quadri… que se vaya de vacaciones con Vázquez Mota. ¡Qué más da!