A los únicos que no les pega la crisis económica de la pandemia, son a los políticos. Esos tienen su sueldo asegurado. Tatiana Clouthier pudo darse el lujo de mantener en ascuas a sus seguidores morenos en Nuevo León. Sabía que si no le tocaba la candidatura de ese estado, algún premio de consolación le darían en el “esquema federal” (sic).

En cambio, quienes vivimos de lo que producimos, nos ha pegado fuerte esta pandemia. Y seguimos esperando que el gobierno municipal, estatal y federal, diseñe políticas públicas como descuentos en servicios, apoyos fiscales o estímulos a pequeños empresarios (les recuerdo que la señora que tiene una fonda de enchiladas, también es pequeña empresaria).

Pero en vez de esos remedios urgentes, quienes sí producimos en este país vemos con tristeza que los políticos están metidos en pleitos por el Pacto Fiscal, por aparecer muy campantes en las fotos sentados en un restaurante y por marcar a todos los celulares con sus voces grabadas y aguardentosa para preguntarnos si andamos bien de salud.

De plano, equivocamos el camino. En un par de semanas, el semáforo del Covid volverá a rojo hormiga, los negocios comerciales tendremos que volver a cerrar (la mayoría para no abrir nunca más), y mucha gente quedará más pobre de lo que estaba hace diez meses.

Para entonces ya los políticos se habrán reelecto, o habrán brincado a otro puesto y estarán cerrando contratos jugosos y muchos paleros les aplaudirán como focas amaestradas y darán gracias a Dios por habernos enviado a la tierra a esa voraz y rapaz especie parasitaria.

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