Según la teoría freudiana, la primera etapa psicosexual por la que atraviesan los seres humanos es la oral; se extiende desde el nacimiento hasta los 18 meses y se caracteriza porque el bebé experimenta el entorno principalmente a través de la boca. De ella obtiene todas las emociones, como la satisfacción y la alegría si es bien atendido.

La succión y el saboreo (fase oral precoz no agresiva) y posteriormente la masticación y la mordedura (fase oral sádica-agresiva según otros especialistas), son las actividades satisfactorias predominantes en esta etapa, las cuales se corresponden con dos capacidades fundamentales que el niño va cultivando y desarrollando: la de obtener y la de tomar (agarrar objetos y manipularlos).

El niño no tiene, en esta etapa, responsabilidad alguna. Su disposición es la de recibir y su posición la de demandar. No podía ser de otra manera para lograr la sobrevivencia. Demanda alimento, cuidados, atención y su única manera de hacerlo es a través del llanto. Las personas a su alrededor son importantes para él en la medida en que satisfacen sus necesidades, y es por eso que va desarrollando con ellas vínculos afectivos y de apego, sobre todo con la madre y con el padre.

Las actitudes emocionales que presente el bebé en esta etapa son, entre otras, la dependencia, la pasividad (no tienen responsabilidad alguna), la exigencia, la voracidad, la comodidad. Su comportamiento es de naturaleza narcisista. Los correlatos conductuales de la succión y la mordedura, son los deseos de extraer algo para sacarle provecho y el atesoramiento para sí de las cosas, dada su paulatina vinculación al mundo de los objetos.

Las etapas de las que habla Freud tienen que ver con el desarrollo de la personalidad de los sujetos, con sus procesos de maduración y evolución. Si bien todas las personas tendemos a presentar ciertas regresiones a algunos estadios de esas etapas (oral, anal, fálica, de latencia y genital), o se nos han fijado, por determinadas razones que remiten a la primera infancia, ciertos comportamientos propios de ellas, hay personas cuyo perfil psicosociológico adulto pareciera corresponder de manera casi exacta con las características de alguna de esas fases. Se trata de mecanismo defensivos que llevan a retroceder a formaciones psíquicas anteriores.

Ese pareciera ser el caso de algunos personajes (políticos, empresarios) y ciudadanos de la oposición, sobre todo los que durante varios sexenios vivieron de las componendas, las tranzas, las prebendas, los privilegios y los beneficios ilegales de los gobiernos federales en turno, y ahora no se resignan a ser tratados simplemente como marca la ley.

Veamos:

1.- Están para que les den, para recibir (dinero del erario, contratos, condonaciones).

2.- Son dependientes (del gobierno).

3.- No admiten responsabilidades, o ciertas responsabilidades (como respetar las leyes, pagar impuestos).

4.- Están acostumbrados a tomar, a agarrar, a allegarse de lo que les gusta y desean (los bienes y cuentas públicas por parte de funcionarios; todos los beneficios del gobierno por parte de empresarios).

5.- Demandan de los otros y del entorno, mimos, cuidados, atención (servidores públicos y empresarios de parte del gobierno).

6.- Son voraces; como se dice coloquialmente, “no tienen llenadera” (sus robos y transacciones ilegales no son de cantidades menores, sino de miles de millones de pesos y nunca están satisfechos).

7.- Lloran si no se cumplen sus peticiones y deseos (se ponen furiosos si se les retira la proveeduría ilegal del gobierno).

8.- Necesitan sentirse cómodos y si no lo están, exigen que se les resuelva esa necesidad (funcionarios que no aceptan la reducción de sus sueldos; empresarios que no se conciben viviendo de otra manera que no sea la plagada de lujos a la que están acostumbrados gracias a sus privilegios).

9.- Se muestran compulsivos a succionar y morder lo que sea con tal de obtener un provecho personal, y así atesorar y acumular bienes.

10.- Son narcisistas y autocomplacientes, lo cual les impide llevar a cabo una autocrítica. Las personas a su alrededor son importantes para ellos sólo en la medida en que les rinden pleitesía y satisfacen sus demandas, caprichos y todo lo que encierra el perfil narcisista.

Parafraseando a Freud: los sujetos con fijaciones orales tienden a querer seguir succionando, mordiendo, atrayendo, extrayendo beneficios para sí mismos, sin reparar en los demás seres humanos.