Los seres humanos somos complejos, estamos plagados de claroscuros, contrastes y paradojas. Unos más que otros, pero todos presentamos esos rasgos en nuestro comportamiento y diario proceder. Algunos de esos claroscuros corresponden, por un lado, a errores, desaciertos o equívocos que solemos cometer en la vida, pero en el envés de esa figura descuellan aciertos, tinos, inequívocos que también consumamos. Esos errores y aciertos que ejecutamos de manera continua, en una doble vía variable, lo son en función de los principios éticos, morales, políticos, ideológicos y de cualquier otra naturaleza que sostengamos.

De lo anterior deriva otra realidad: no siempre podemos estar de acuerdo en todo con alguien. Más que como conflicto, esa relatividad subyacente en las relaciones humanas y políticas debería ser vista como una gracia. Las diferencias con el otro nos dan la oportunidad de calibrar nuestro propio pensamiento y, en su caso reafirmarlo, confirmarlo y fortalecerlo, pero también podemos reconsiderar, agregar o quitar a lo ya constituido, y, con ello, enriquecerlo.

Nos traicionamos a nosotros mismos si por una acción que nos parece reprobable de una persona, la juzgamos de manera integral y contundente. Nos traicionamos porque nadie en su sano juicio gozaría el ser objeto de esa injusta e inequitativa operación. Un equívoco no excluye un cúmulo de aciertos, al igual que un acierto no es capaz de disipar una acumulación de errores.

Sirva lo anterior para puntualizar algunos elementos que, considero, deben tomarse en cuenta al analizar el conflicto actual en la Cámara de Diputados:

1.- Es innegable que Gerardo Fernández Noroña ha sido, desde hace mucho tiempo, un defensor de la Cuarta Transformación. Antes de que se le llamara así al proceso político que estamos viviendo, él era un defensor de las causas que conforman el ideario político de Andrés Manuel López Obrador.

2.- Gerardo Fernández Noroña es un político que ha operado y ha crecido independientemente de su cercanía o no con AMLO, sin que por eso se pueda cuestionar su lealtad al presidente. Cuando no ha estado de acuerdo con él, lo ha dicho abiertamente. Y cuando él mismo se ha equivocado, lo ha reconocido.

3.- De entre los políticos de la Cuarta Transformación, Fernández Noroña es, si no el que más, sí uno de los que con mayor insistencia, perseverancia, convicción, aplomo y valentía ha interpelado confrontado y denunciado a personajes representativos del régimen en proceso de extinción. Su convicción y compromiso con la 4T se han mostrado en ése y otros escenarios.

4.- A Gerardo Fernández Noroña, como a AMLO, la historia le ha dado la razón muchas veces, y se la sigue dando.

5.- El Partido del Trabajo, al que pertenece Gerardo Fernández Noroña, apoyó a AMLO en las elecciones de 2006, 2012 y 2018, es decir, con o sin Morena.

6.- El Partido del Trabajo, al que pertenece Gerardo Fernández Noroña, tercera fuerza política después de Morena y del PAN como resultado de las elecciones de 2018, “cedió” diputados a Morena (el PES también lo hizo) para que ese partido tuviera la mayoría absoluta y así pudiera presidir la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados (JUCOPO), lo que contribuyó a que el PRI se convirtiera en tercera fuerza política (ésa es sólo una de las razones, porque también el PRI recurrió a la cooptación de diputados de otros partidos para incrementar la cantidad de miembros de su bancada), desplazando al PT de esa posición.

7.- Las maniobras del intercambio de diputados emtre bancadas no comenzaron, pues, con Gerardo Fernández Noroña. Son, desafortunadamente, prácticas que se estilan en esos dominios. Morena tiene la mayoría absoluta en la cámara gracias a pactos con otros partidos, ¿o cómo pasó de 191 diputados a 252? ¿A quiénes se agenció? ¿Ya se hizo un calibraje moral de todos ellos? ¿Fueron tan estrictos entonces los detractores de Gerardo Fernández Noroña cuando se dio ese intercambio, o más bien se quedaron callados y hasta ahora protestan? Hay que utilizar el mismo rasero para evaluar los actos humanos. No es ético ignorar el mismo hecho en un caso y enjuiciarlo rígidamente en otro.

8.- La “adjudicación” reciente a la bancada del PT de dos diputados de perfil moralmente indefendible; acusados, incluso, de crímenes; personajes que sencillamente no deberían formar parte del congreso pero están ahí, fue una acción pragmática y desesperada de Gerardo Fernández Noroña, que, considero, debió haberse evitado mediante alguna otra alternativa.

9.- Conociendo el perfil de Noroña, no lo veremos operar con los dos diputados autoadjudicados más allá de esta coyuntura política.

10.- El presidente no debió haber hecho declaraciones sobre el conflicto en la Cámara de Diputados, ni como ciudadano ni como luchador social. Él mismo ha integrado a su equipo a personajes de dudosa probidad en aras de fomentar la gobernabilidad y la posibilidad de negociar con las fuerzas de los distintos poderes, establecidos o fácticos. Cuesta trabajo aceptarlo, pero mientras a esos personajes no se les permita actuar al margen de la ley, los seguidores del presidente hemos tenido que aceptar o tolerar esas maniobras.

11.- Es muy seguro que si el PRI preside la mesa directiva de la Cámara de Diputados bloquee y detenga acciones legislativas a favor de la Cuarta Transformación; algunas de las atribuciones de ese puesto lo posibilitan. Eso hará, por lo menos. ¿Acaso no conocemos cómo opera? ¿No se está solicitando juicio político a tres expresidentes priistas? ¿No está el caso Odebrecht en proceso de juicio? Darle un espacio de poder al PRI es una daga autoatravesada para la Cuarta Transformación, sobre todo por el año electoral que se avecina.

12.- La noción que circula mediáticamente que pretende estigmatizar a Gerardo Fernández Noroña como un porro o un montonero es injusta, mezquina y no dudo que en algunos casos refleje dejos de animosidad. Entre los defensores de la Cuarta Transformación, ¿quién no hubiera querido ser la o el que le estampara en su cara a García Luna que era un asesino, un delincuente y un aliado del narco? ¿Quién de los adversarios no quisiera tener su valentía y su arrojo para defender sus propias causas?

13.- ¿Que es la ambición política de presidir la Cámara de Diputados lo que mueve a Gerardo Fernández Noroña? ¿Quién se atreve a reducir toda una carrera política a un vulgar sentido de ambición? ¿No hubiera sido otro su camino si fuera un vil ambicioso? Esa imputación sería creíble si el diputado fuera un improvisado y arribista como hay muchos, desafortunadamente, en todos los partidos, incluido Morena. ¿Por qué no pretender asumir ese cargo? ¿Que el PRI luche por tenerlo sí es legítimo?

14.- Los cambios de bancada de los diputados no deberían estar permitidos porque los electores votan no sólo por los candidatos sino por las plataformas políticas por las que contienden. ¿En dónde queda la representatividad de los ciudadanos cuando de pronto el candidato o candidata, al cambiarse de bancada, comienza a defender un ideario ajeno a aquel por el que se votó?

15.- De los claroscuros de Gerardo Fernández Noroña yo me quedo con la claridad de su militancia, su ideología y sus acciones políticas acordes con los principios de la Cuarta Transformación; no pondero más sus desaciertos que sus innegables aportaciones a este difícil proceso de cambio que se está ejecutando.