**Foto: Entrega de los labaros patrios a Lopez Mateos por parte del gobierno francés

La política exterior mexicana volvió a sus cauces, mismos que dotaron a México de dignidad y autonomía ante el mundo, ya no se oyen voces condenando a México por su decisión soberana de no apoyar a un bodrio inconstitucional como lo fue la ocurrencia gringa de Guaidó en Venezuela.

¿Han reparado en cuántos países hicieron un ridículo monumental en apoyar algo que, a la postre, resultó en una total y completa ridiculez internacional? Y si es así, ¿por qué no dicen nada y aceptan que el presidente tuvo un gran acierto?

Otro caso en el que no pocos se rasgaron las vestiduras, haciendo un drama donde no había nada, más que una petición de muestra de la mínima humildad por parte del gobierno español, para hacer del 2021, año del 500 aniversario de la Conquista, por la caída de Tenochtitlan - Tlatelolco, la mayor celebración de la hispanidad ante el mundo, y mostrar a México y España como lo que son, dos Naciones indisolublemente hermanas si es que las hay, producto del choque de dos mundos, acaso el hecho histórico más traumático e impactante, en cuanto a cambios en la visión de lo que era, en realidad, el mundo entero.

Un pequeño gesto de España no sería algo raro, ni una petición poco ortodoxa en materia diplomática de parte de nuestro presidente y de la cancillería, al contrario, para con México ya se han dado casos en que países extranjeros, otrora inmersos en algún conflicto bélico o diplomático con nuestro país, han tenido detalles a manera de una disculpa, por los atropellos cometidos en tiempos pasados. como por ejemplo la entrega, por parte del Gobierno de los Estados Unidos, en 1950 en la Ciudad de México, por parte del Embajador Thurston, de las banderas mexicanas, obtenidas como botín de guerra, durante la invasión yanqui poco más de un Siglo atrás (1848), quien expresó en abierto y franco discurso el honor que para el país vecino del norte fue el custodiar esas emblemáticas reliquias patrias por más de cien años. En 1963, se cierran años de gestiones, respecto a la devolución de un territorio de poco más de 300 hectáreas, que el Río Bravo, en un cambio en el curso de sus aguas, había quitado a México durante unas tormentas en el Siglo 19, mediante un acuerdo signado por los presidentes Adolfo López Mateos y Jonh F. Kennedy y coronado por un recorrido realizado por la línea fronteriza por los presidentes Lyndon B. Johnson y Gustavo Díaz Ordaz, ya en 1967.

En 1964, son entregadas en Palacio Nacional, en ceremonia solemne, por el embajador de la república francesa, exmo. Raymond Offroy, días antes traídas a México por altos oficiales militares franceses días antes y entregadas el día anterior a miembros del gabinete presidencial en otra ceremonia en el Castillo de Chapultepec, tres banderas mexicanas del Siglo 19, estos lábaros habían sido capturados en la Ciudad de Puebla, en el año de 1963, en distintas batallas (no en la gloriosa, de un año antes). Así pues, como vemos, la Historia del Siglo 20 y los hechos han fallado a favor del Canciller Ebrard y el Presidente Andrés Manuel López Obrador; en el caso de Venezuela, la congruencia mostrada, al comparar la votación de México en contra de la expulsión de Cuba de la OEA, en 1962 (único país en emitir su voto en ese sentido) es simplemente impecable, acorde con nuestros principios en cuanto a política exterior se refiere. Baste el fragmento de una respuesta a la prensa internacional por parte del entonces presidente López Mateos, en el marco de una visita de Estado del presidente estadounidense Johnson, en 1964 acerca de la relación bilateral con Cuba: "México tiene con Cuba relaciones absolutamente normales. Nosotros consideramos como principios básicos de la política internacional, los de no intervención y respeto a la soberanía de los países". ¿Así o más claro?