El Gobierno Federal está obligado a demostrar en los hechos su voluntad de combate a la impunidad y empezar con Javier Duarte, quien es un monumento andante a la corrupción.

Debemos exigir a las autoridades que impidan que el gobernador de Veracruz con licencia se convierta en un caso más de impunidad a pesar del cúmulo de pruebas en su contra, como el desvío de más de 34 mil millones de pesos en la entidad, las imputaciones por al menos 19 periodistas asesinados en su administración y la creación de empresas fantasma para desviar dinero público.

Las autoridades federales cuentan con información desde hace más de un año sobre las irregularidades en la administración de Duarte y no han hecho nada, su partido –el PRI– sólo se limitó a decir que le suspendían sus derechos pero no van más allá para que responda ante la justicia, situación que va en detrimento del propio tricolor y que los electores podrán cobrarle en las próximas elecciones.

A pesar de haber pedido licencia Duarte tiene más de 40 días para andar libre porque goza de inmunidad constitucional, esa inmunidad es irrenunciable, no obstante que de manera que aún no me explico, un Juez de Distrito obsequió una orden de aprehensión en su contra, según ha trascendido en los medios noticiosos nacionales, situación que habrá que tomar con el debido cuidado, no vaya a pasar como en otras ocasiones, que se viole el debido proceso, y un criminal de este tamaño quede libre por tecnicismos que la gente no entiende, y no tiene por qué entender, porque el apresurarse en emitir la orden de aprehensión sin haberle hecho Juicio de Procedencia, puede provocar que las diligencias estén viciadas, y podría parecer una complicidad entre las autoridades en caso de que esto llegase a pasar. Y máxime cuando desde hace semanas se le avisó a este delincuente que se le iba a perseguir, y que las investigaciones ya estaban en marcha, lo que sin duda le dio el tiempo suficiente para organizar su huida, tal y como lo hemos observado, y así como Shakespeare señaló: “Algo huele mal en Dinamarca”, sin duda muchas cosas no son correctas en todo este asunto.

¿Qué le exigimos al gobierno y a las autoridades?: Que ese monumento a la corrupción que anda libre no se convierta en el monumento a la impunidad porque la gente ya no aguanta más, no aguantamos más. No olvidemos que el SAT detectó que el gobierno de Duarte utilizó 32 empresas fantasma para desviar dinero público que era para programas sociales y salud; la PGR tiene más de 50 carpetas de investigación en su contra, su gobierno fue de escándalo en escándalo y el estado de Veracruz es la entidad con más violaciones a los derechos humanos y agresiones a periodistas.

Es urgente que el gobierno federal actúe con firmeza y haga cumplir la ley en el caso del gobernador con licencia. A toda costa las autoridades federales deben impedir una escandalosa fuga más, pero actuar respetando la ley, para que este individuo reciba el justo castigo que merece.

En otro tema y que es un asunto completamente absurdo, los festejos del Centenario del América siguen siendo por demás deslucidos, y ahora el equipo ahora podría ser demandado por plagio en el himno conmemorativo de sus 100 años.

El pasado sábado, el grupo ‘Matute’ fue el responsable de entonar el cántico que de inmediato tuvo críticas en redes sociales, sin embargo, no sólo fue la poca aceptación de la pieza musical, sino que ésta es muy parecida al himno del Sevilla de la Liga de España, conocido como ‘El Arrebato’.

Me parece ridículo que en esta era de la información global, no hayan pensado que de inmediato un plagio sería detectado, cuando ya hemos visto varios casos anteriores que en menos de un día dichas situaciones salen a la luz. Es muy lamentable que sigamos dando que hablar en asuntos tan penosos.

Sirva este tema para referirme al origen de la defensa a los Derechos de Autor. Se cree que la primera ley que hizo referencia a los derechos de autor -esos derechos que dependiendo de en qué lado estés se ven de una forma u otra- fue el Estatuto de la Reina Ana de Gran Bretaña promulgado el 10 de abril de 1710. Su título original:

“An act for the encouragement of learning, by vesting the copies of printed books in the authors or purchasers of such copies, during the times there in mentioned.” (Una ley para el estímulo del aprendizaje, para la concesión de derechos a las copias impresas de los libros de autores o adquirentes de tales copias, durante el tiempo mencionado en ella).

Además de proteger los derechos de los autores, ya que en muchas ocasiones los editores reimprimían libros sin el consentimiento del autor y no obtenían beneficio alguno, también trataba de fomentar la lectura y facilitar el acceso a la cultura al limitar temporalmente estos derechos. La ley establecía que todas las obras tendrían un plazo de protección de 14 años que podían prorrogarse hasta los 28 si el autor continuaba vivo.

Las obras que habían sido impresas antes de la publicación de la ley, independientemente de si el autor estaba vivo o muerto, tenían un único plazo de 21 años.

Sin embargo, me encontré con una ley del siglo VIII a.C. en Síbaris (al sur de la actual Italia, en aquel momento colonia de la Magna Grecia) en la que ya se protegían los derechos de los autores.

Abundancia, refinamiento (incluso se les atribuye la invención del orinal y la bañera), tranquilidad (dentro de la ciudad no estaban permitidos los gallos ni oficios como el de herrero), lujo y confort eran las señas de identidad de los sibaritas -de ahí que este término haya quedado para designar a las personas amantes de placeres exquisitos-.

También eran famosos los chefs de esta ciudad por elaborar originales y sofisticadas recetas que dejarían boquiabierto al mejor gourmet. Para proteger el arte de los chefs de Síbaris, se promulgó una ley que les daba la exclusividad de explotación de sus nuevos platos durante un año. Lamentablemente, cuando en 510 a.C. los ejércitos de la ciudad de Crotona derrotaron a los de Síbaris, arrasaron la ciudad y se perdieron todas las recetas.