A dos años del triunfo histórico que llevó a la presidencia a Andrés Manuel López Obrador, el proceso preelectoral ha comenzado a cristalizar el camino que seguiría Morena para adoptar los mecanismos e instrumentos de estudio a elegir a los perfiles idóneos que encabezarán los diferentes puestos de elección popular en uno de los comicios más grandes de la historia contemporánea en nuestro territorio. En esa premisa, se echaría a trabajar es esquema metodológico que recolecte la intención del voto del electorado, es decir, las encuestas serán el principal motor que permita concluir cuál es el impacto que generó cada uno de los aspirantes en los distintos estados y poder sostener con fundamentos una contienda altamente competitiva.

Las muestras que se recojan de esa investigación ofrecerán un camino más eficiente, justo y democrático; asimismo, esa actitud legitimará que, la decisión que tomen los encuestados, sea reconocida para destacar una capacidad alta en el porcentaje de triunfo. Hay que recordar que las mismas encuestas han mostrado que la balanza se inclinó desde hace tiempo en pro de los morenitas. Esa relación, ha descifrado que nuevamente se está gestando una aplanadora que inclinará la preferencia a favor de Morena; en esa lógica, no hay duda que de nuevo el partido que llevó al presidente a Palacio Nacional, sea una vez más el puente a conquistar más terreno.

Pero, además de estos mecanismos, existe ya un esquema que estarían ponderando como parte de la contienda en los comicios intermedios. Se trata de la evaluación que los mismos dirigentes han realizado para fortalecer y lanzar protagonistas fuertes, experimentados, inclusive, estaríamos hablando de perfiles externos al partido, pero que en términos políticos, son pieza clave de la columna vertebral que alimentó la fuerza y consolidación del programa de Nación de la cuarta transformación. En ese cauce, se fijará por igual el parámetro que tome la impresión del colectivo a través del mismo estudio que capte la intención por medio de un sondeo cuantitativo. (Encuesta)

En ese tenor, se publicó una nota en el Heraldo de México en donde se sostiene que en numerosas ocasiones, uno de los hombres más sobresalientes y cercano al ejecutivo federal como lo es Ricardo Monreal, se ha entrevistado como el líder Nacional de Morena Alfonso Ramírez Cúellar para charlar la orientación que constituiría el ejercicio del 2021: una de las pruebas que ratificarían evidentemente el poder de convocatoria, y avalarían nuevamente el hartazgo que posee todavía el sistema de partidos del bloque que ha hecho equipo. (PAN, PRD, MC). En esos términos se adelantó que las encuestas serían el instrumento en la toma de decisiones; esto naturalmente fortalecería la pluralidad en Morena, y ofrecería optar por rostros sumamente poderosos. Hay que recordar que el mismo presidente ha insistido mucho en el tema, y ha puesto el dedo en el renglón que, la voluntad del colectivo, es la que finalmente manifiesta la tendencia.

Esta estimación abriría la puerta a muchos perfiles que desde hace mucho viene consolidándose en sus territorios; asimismo, se mostrará que Morena es una institución en donde se adopta en pluralismo, la democracia y la unidad. A la vista de todos, y en el juicio de la militancia de Regeneración Nacional que Morena actuó con responsabilidad y ética; se terminó aquel tiempo de las imposiciones, y del esquema clientelar que fue legado del sistema conservador.

Morena con este proceso, adquirirá mayor relevancia y credibilidad como partido. Quedó claro que cuando se estiman y se pondera esa dinámica, se pueden alcanzar acuerdos de identidad y afinidad con los rostros que competirán; todo ello, tiene una razón muy poderosa: el BOA se organiza, sin embargo, comenzará a desbaratarse porque es muy difícil que entre tantos partidos y muchos intereses se logre ceder en los espacios. De hecho, en muchos lugares se rumoró que hay rompimientos por razones de imposición y dedazos.

Finalmente, Morena tiene una gran oportunidad de avanzar. Ya existe esta premisa que, desde mi punto de vista, no solo legitimaria los comicios, sino, dotaría de fuerza ya que los sondeos han mostrado que las credenciales de los suspirantes son grandísimas en términos políticos, sobre todo en madurez y experiencia.