Poco debe faltar para que caigan las autoridades de Salud en el estado de Jalisco, que ostenta ya el primer lugar nacional en casos confirmados de dengue, en casos probables y en número de defunciones.

Aunque inexplicablemente hasta el día de hoy se mantienen en sus cargos, es de esperar que de un momento a otro comiencen a rodar las cabezas del Secretario de Salud, Fernando Petersen Aranguren y de la Directora General del Organismo Público Descentralizado OPD Servicios de Salud, la dentista Consuelo Robles Sierra. El primero por engañar al gobernador, por mentirle, por ocultarle cifras, por generar el caos en la epidemia de dengue y por irresponsablemente irse de vacaciones en medio de la crisis. La segunda por desestimar el problema, por no propiciar las acciones para atender el asunto, por engañar también al Ejecutivo del estado y por estar involucrada en un conflicto de interés al permitir que su esposo se beneficie con contratos millonarios con el Gobierno del Estado y luego argumentar cínicamente que no es ella quien determina quién gana o no las licitaciones.

Ambos responsables de la Salud en el estado, (Petersen y Robles) a quienes en realidad debemos llamar “los irresponsables de la salud”, prevalecen en sus cargos, percibiendo sus altos sueldos, peleando entre ellos, y sin visos de que cuenten con las herramientas y estrategia para detener o mitigar la pandemia, causada, ahora lo sabemos, por no hacer uso de los más de mil millones de pesos etiquetados para la prevención del dengue que se encuentran ahorrados en bancos y porque utilizaron insecticida caduco para fumigar calles, con todos los riesgos que ello implicaba.

Y es que en esta entidad se habían confirmado hasta el jueves pasado una veintena de muertes, seis mil 962 enfermos y 53 mil 795 probables, de acuerdo al último reporte, sin que a la fecha se haya dado una explicación certera sobre esta pandemia que mantiene en vilo a los jaliscienses.

Si acaso el gobernador Enrique Alfaro Ramírez, en su momento, aconsejado por las autoridades de salud y asesores, salió a decir que el alto índice de enfermos correspondía al cambio climático.

Pero este par de personajes son los que han hecho quedar mal al gobernador. En las primeras justificaciones que dieron tanto el Secretario de Salud como la directora del OPD Servicios de Salud, cuando se comenzaba a conocer del sorpresivo descontrol y aumento de casos de dengue, señalaron como responsable al Gobierno Federal que no había hecho llegar los recursos destinados para los programas de prevención.

Más tarde, con pruebas en mano se demostraría que fueron dados de baja brigadistas y personal perteneciente a programas como “patio seguro” y que el dinero destinado a campañas de fumigación que se debieron aplicar desde junio y ascendía a más de mil millones de pesos estaba guardado en bancos. Es decir que mintieron al argumentar que no tenían recursos siendo que incluso, la Federación les habría depositado desde el primer mes de 2019. Ante ello, hubo de contratar brigadistas y comprar insecticida cuando ya se atravesaba una seria crisis con la epidemia.

Habrá que recordar además, que fue la propia titular de la Dirección de Prevención y Promoción de la Salud, una antropóloga sin experiencia en el tema, Blanca Estela Bravo Lara, quien reconoció ante medios de comunicación que se había atendido tardíamente la contingencia, y que se había detenido la compra de insumos.

Peor aún, esta semana ha salido a la luz pública que el insecticida que se ha utilizado para fumigar calles estaba caduco, de acuerdo a una publicación del diario El Occidental.

“Al parecer la falta de insecticida para combatir el vector aedes aegypti a principio del año, el OPD Servicios de Salud y la Secretaría de Salud Jalisco (SSJ) podrían haber usado un producto organofosforado caduco, Deltametrina, con fecha de fabricación del 05 de febrero del 2013”.

Este asunto encendió las alarmas en el estado, sobre todo porque de acuerdo al mismo medio, “el uso de un insecticida caduco, pudo, entre otros factores, haber ocasionado los brotes de dengue que hoy se viven en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG)…”.

Cuestionado al respecto, el Secretario de Salud admitió que al principio del año se utilizó el insecticida que tenían en las bodegas de la administración pasada, y que ya se inició una investigación al respecto para proceder en consecuencia de comprobarse que se usó insecticida caduco.

“Sí se compró insecticida cuando hubo dinero para comprarlo, aunque había insecticida desde el año pasado y fue el que empezamos a usar desde enero y febrero", reconoció Petersen.

De acuerdo a la investigación el insecticida utilizado había caducado hace más de dos años, lo que habría ocasionando el máximo brote por dengue que se ha tenido en Jalisco en los últimos diez años.

Lo cierto es que a pesar de que los responsables de la salud en el estado aseguran “ya empezamos a bajar tantito” (los casos de dengue) y que en los próximos días empezarán “a bajar los números”, el descontrol y la crisis prevalecen desde hace cinco meses y tanto Petersen Aranguren como Robles Sierra, deben tener las horas contadas al frente de sus respectivas instituciones.