Tal parece que las alianzas políticas, pactos y negociaciones entre los diferentes grupos que nutrieron a Morena en la campaña electoral que llevó a Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la República se rompieron de manera dramática antes de que éste tome posesión y las señales que se mandan son similares a las que marcaron 1994 como uno de los peores años de México.

1994 se caracterizó por la disputa por el poder entre los integrantes del grupo político del entonces presidente de la República, Carlos Salinas de Gortari. En aquel momento de un lado estaba el grupo de Manuel Camacho Solís y Marcelo Ebrard y del otro se ubicaba el de Manlio Fabio Beltrones, Marco Antonio Bernal, Ricardo Monreal y José Murat entre otros y en medio se encontraba el ganador de la candidatura presidencial, Luis Donaldo Colosio.

Conflicto entre salinistas 

Así lo recordó el director de la revista Impacto, Juan Bustillos, quien en su columna de junio de 2015 -a raíz de la muerte de Manuel Camacho Solís- explicó que el conflicto entre el grupo salinista continua ya que ahí siguen los mismos protagonistas, como Manlio Fabio Beltrones, Marcelo Ebrard, Emilio Gamboa, Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador, Pedro Aspe y sobre todo el expresidente Carlos Salinas de Gortari.

El periodista recuerda una plática que sostuvo con Manuel Camacho: Aun solos, le dije que no había sido el único derrotado de 1994. Tú perdiste con nosotros (Salinas, Beltrones, Gamboa, Aspe, Córdova, Reséndiz, etcétera), pero todos, tú y nosotros, perdimos con Zedillo. Más aún, al final, tú también ganaste porque la izquierda de López Obrador no tendría sentido sin ti.

El pleito Beltrones-Camacho tuvo episodios muy fuertes como el que protagonizaron cuando el presidente Zedillo presentó el Plan de Desarrollo en el Museo de Antropología, ahí se encontraron y se hicieron de palabras la anécdota recuerda que el ex regente amenazó al entonces gobernador de Sonora, quien le reviró en relación al asesinato del candidato del PRI: Lo tengo todo documentado.

La historia se repite 

Ese mismo pleito hoy en el seno del grupo de Andrés Manuel López Obrador se mantiene. De un lado se encuentra Ricardo Monreal, uno de los principales alfiles de Manlio Fabio Beltrones, coordinando a los senadores de Morena y del otro lado, el heredero de Manuel Camacho Solís, Marcelo Ebrard, quien será el próximo canciller de México y que tiene como su alfil a Mario Delgado, como coordinador de los diputados de Morena.

Al parecer el conflicto entre estos dos grupos, se reinició con bastante fuerza, luego de que el presidente electo Andrés Manuel López Obrador decidió cancelar la construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México en Texcoco y construir dos pistas alternas en la base militar de Santa Lucia.

Cuando explicó AMLO el porqué de su decisión, como lo he explicado en este espacio, lo que más llamó la atención fue el mensaje que envío a Carlos Salinas de Gortari, de que él no es un florero, que no está de adorno, lo que generó la respuesta inmediata a través de Diego Valadez, una de las piezas más allegadas al ex presidente y discípulo de Jorge Carpizo, descalificando el proyecto de Nación de AMLO.

Pero el tema no quedó ahí, al parecer AMLO se salió del guion salinista y el expresidente remató con lo que se puede interpretar como una amenaza.

Rompimiento Salinas-AMLO

Carlos Salinas de Gortari se hizo presente con una ponencia titulada “Realismo e Idealismo Maquiavelo”, para comentar adicionalmente que el país puede desaparecer próximamente. Textualmente Salinas de Gortari advirtió: “Estamos en un momento maquiavélico porque la República está ante un gran riesgo, el de renacer o el de desaparecer”.

“El riesgo es alto para la República si las circunstancias cambian y el gobernante no cambia su forma de proceder, porque las Repúblicas también perecen”.

Finalmente se puede afirmar que Bustillos tenía toda la razón, porque ahora vemos la repetición de lo mismo:  de cómo ambos grupos Salinistas,  que alguna vez habían pactado que entre ellos se repartirían el poder, hoy como en 1994, vemos cómo se destrozan entre ellos y cómo pretenden destruir a quienes no estén de su lado. 

En dos semanas, las decisiones que tomadas en los diferentes grupos de Morena han impactado directamente  en el panorama económico, tal como sucedió en 1994. Primero AMLO cancela el NAICM e impacta negativamente en el tipo de cambio y en la calificación de México, luego sale Ricardo Monreal con una iniciativa que, sin consultar y sin medir los efectos en la economía, pretende “quitar” las comisiones que cobran los bancos, no por una razón de orden económico y buena regulación, si es que son muy onerosas o mal aplicadas, sino por un tema de revanchismo político, como resultado, cae de nueva cuenta la Bolsa Mexicana de Valores, pega en el tipo de cambio y deja a México en condiciones negativas que ahuyentan la inversión nacional y extranjera, es decir, alienta la salida de capitales.

Pero no sólo eso, sino que pone contra la pared al próximo secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, quien tuvo que salir a tratar de enmendar la propuesta de Monreal y decir que el gobierno de AMLO respetará la autonomía del Banco de México, aseguró que está comprometido con la estabilidad macroeconómica y financiera del país y recomendó que antes de presentar una iniciativa consulten al Centro de Estudios de las Finanzas Públicas.

Similitudes

Este escenario se parece al que se vivió en 1994, con la única diferencia que en aquel año sucedió durante la campaña electoral y hoy ocurre en el periodo de transición.  

En ese 1994, desde el primer día, inició el Tratado de Libre Comercio con Norte América que parecía el comienzo del quiebre del estatus quo del estatismo y el rompimiento de los monopolios que entonces controlaban la economía de México; irrumpió la guerrilla zapatista declarando la guerra al Estado Mexicano, e iniciaba un proceso de fuga de capitales, una devaluación del peso y una inflación galopante.

Luis Donaldo Colosio rompió con Salinas desde el momento de su destape cuando nombró a Ernesto Zedillo como su coordinador de campaña en lugar de aceptar la imposición de Carlos Rojas Gutiérrez. Sobre la designación del Coordinador de Campaña de Colosio, el expresidente Salinas declaró a uno de sus patiños de cabecera, Jorge Castañeda, para su libro La Herencia que Colosio le propuso “que quien coordinara su campaña fuera el ingeniero Carlos Rojas”, quien había coordinado el programa de Solidaridad desde su arranque, y era subsecretario con Luis Donaldo… Y me parecía una selección estupenda. El problema era que Carlos Rojas era el relevo natural de Luis Donaldo Colosio en la Secretaría de Desarrollo Social y además quien estaba haciendo los trabajos de consolidación de todo el programa de Solidaridad. (La Herencia, Pág. 297-298). Pero nunca aclaró que Ernesto Zedillo dejaba un hueco más grande en la SEP.

Por su parte Manuel Camacho Solís protagoniza un inusual y desconcertante “berrinche”. No felicitó al candidato del PRI, cuestionó el proceso de destape y, renunció a su cargo como jefe del Departamento del Distrito Federal toda vez que él no había sido el designado. Salinas toleró el berrinche y lo nombró secretario de Relaciones Exteriores y luego comisionado para la paz en Chiapas, dejándolo como candidato sustituto.

A partir de ahí Camacho Solís y su fiel escudero Marcelo Ebrard, torpedearon la campaña de Colosio, al igual que el otro grupo encabezado por Beltrones, al grado que Salinas, como dice, engañando con la verdad, salió a decir que no se hicieran bolas que el candidato era Colosio. Sin embargo, cada salida a la prensa de Camacho le costaba al país millones de dólares, la devaluación se fue al infinito, igual que la inflación, y las reservas monetarias terminaron ese año, prácticamente en cero, dejando al país en una de las peores crisis económicas.

Igual que hoy, el conflicto al interior del grupo gobernante parece irreconciliable y tienen al país en medio, Monreal, Mario Delgado, Marcelo Ebrard, Yeidckol Polevnsky, etcétera, etcétera, etcétera.

Como dice Héctor Aguilar Camín: “puesto todo junto, lo visible es el pleito político interno, lo dominante es la autoridad del próximo presidente y lo interesante para ociosos y conocedores es el primer indicio, tan prematuro como inevitable, del mexicanismo juego adelantado de la sucesión”.

Somos testigos nuevamente de un escenario catastrófico de la economía, como el que vivimos en 1994, con la única diferencia de que hoy los fundamentos de la economía nacional son más robustos y temperan un poco más los efectos negativos.