Hace ya unas semanas fui a ver con mi esposa la película surcoreana Parásitos, que ahora está nominada para el Oscar. La verdad la fui a ver sin expectativas, no tengo idea del cine coreano. Imaginé que habían traído esa película a las salas mexicanas por la nueva población coreana que hay en la ciudad de Monterrey, créame que hay muchas cosas con sabor coreano pasando en mi ciudad por la instalación de la planta de Kia en Pesquería, a unos 20 minutos de la zona metropolitana de Monterrey.

 

La película

Llegamos a la película y me costó un poco acostumbrarme al tono y a las gesticulaciones de los actores. Después de un rato entendí un poco más los matices de expresión de la película. Empecé a entender el humor, que no es muy lejano al nuestro, y el humor negro de la película.

La película expone varios aspectos de la cultura surcoreana que muchos no nos imaginábamos. Desde hace mucho tiempo, se ha sabido que los habitantes de Corea del Sur son el “milagro” de Asia, un país que hace 30 años no era nada, ha crecido de manera exponencial para lograr PIB’s que le corresponderían a una nación europea. Se han desarrollado en la industria automotriz con compañías como Hyundai y Kia. También en la parte electrónica y de electrodomésticos con compañías como Samsung y LG.

Todo ese desarrollo nos daría a entender a la distancia que los problemas de trabajo y desigualdad social serían inexistentes o muy pequeños. Pues al parecer no es así.

 

Clases Sociales

Las clases sociales en Corea del Sur existen y son ejemplificadas con cucharas. Los que nacen con una cuchara de oro son la élite de la sociedad, representan más o menos el 0.1% de la población. La siguiente clasificación son los cuchara de plata, con un 3 % de la población, los de bronce son alrededor del 8% y el resto los conocidos como cuchara de tierra, la clase más baja del país con menores oportunidades.

Cambiar de “cuchara” es extremadamente difícil pues las oportunidades de desarrollo que antes existían ahora han disminuido o desaparecido por completo. Como en muchas sociedades alrededor del mundo, el que nace en uno de los estratos sociales, difícilmente podrá salir de él, sobre todo los que están en las clases sociales más bajas.

La clase social generalmente es heredada de los padres. Por ejemplo, en los años cuarenta era común que los hijos estudiaran una carrera universitaria, aunque los padres no lo hubieran hecho el 36% de los padres que no habían podido estudiar una carrera, le había podido dar estudios a sus hijos. Ahora solo el 9.6% de los padres que no estudiaron universidad le pueden ayudar a los hijos a obtener el grado. Lo mismo pasa con la clase social. Antes el 35 % de las personas que nacía como cuchara de tierra se quedaba igual, ahora el 50 % de las personas que nacen en la clase social más baja, se queda en la misma.

 

Corrupción

El boom industrial le dio a Corea del Sur uno de los mejores PIB’s mundiales, pero ahora también le está dando clases sociales estancadas y una esfera política corrupta en una nación. Todos los líderes políticos desde que hay democracia, tienen que ver con escándalos de corrupción. Esto incluye a la expresidenta del país, Park Geun-hye que ahora está en la cárcel.

 

Clasistas y Racistas

Los coreanos, además de ser clasistas, son racistas. Corea del Sur tiene un nacionalismo étnico muy arraigado. Difícilmente veremos refugiados políticos en este país por este nacionalismo que en ocasiones cae en racismo de las razas puras como el que se tuvo con lo de la raza aria en Alemania en la Segunda Guerra Mundial.

 

México

México ha vivido muchos años donde las oportunidades se les dieron siempre a las personas que siempre tuvieron. Como en Corea, en México es complicado que alguien que pertenece a una clase social baja suba. Los que dicen que a ellos no les regalaron nada y que han logrado sobresalir, por lo general tienen de herencia el haber nacido en una clase socioeconómica acomodada y las oportunidades que tienen son por los contactos que han logrado desarrollar por pertenecer a esa clase social.

En México, como en Corea, las clases sociales son marcadas. Las oportunidades no son las óptimas y es complicado tener más que lo que tuvieron los padres o los abuelos.

La película Parásitos pudiera ser recreada con cierta adaptación a México sin ningún problema. Tal vez nosotros no tenemos el miedo a tener un hermano gemelo militarizado como lo tiene Corea del Sur en Corea del Norte, pero tenemos otro tipo de miedos con nuestros vecinos de frontera.

La idea del gobierno del presidente López Obrador es poder ofrecer más oportunidades a los que menos tienen. Por matemáticas simples, si los que representan la base de la pirámide social tienen mayor poder adquisitivo al tener mejores oportunidades económicas, debería de ser más fácil que la economía se moviera. Así sucedió en Corea del Sur antes de que se dejara de trabajar en la igualdad.

Esperemos que el desarrollo en México se dé en un ambiente de igualdad de oportunidades, esa es la base para un desarrollo sostenido a través de los años.